Detalles como la vestimenta y la actitud te abrirán las puertas en el trabajo y te ayudaran a encontrar nuevas oportunidades.

Se dice que la distinción en la empresa y el crecimiento constante se logra teniendo un excelente desempeño y una correcta imagen personal. Para que no descuides ninguna de las 2 cosas compartiremos contigo a continuación algunos tips:

1.- La ropa correcta. La forma en la que te presentas habla de tu identidad, pero no sólo se trata de la forma en la que vistes, sino de la situación. Respeta los códigos de vestimenta del trabajo. Usa playeras blancas debajo de tu camisa, mejor si son en cuello «V».

2.- Higiene. Va muy de la mano con la vestimenta, procura mantenerte siempre bien aseado, con las uñas de las manos limpias y tu cabello bien cuidado. Evita mancharte la ropa en la hora de la comida. Cuida tus pies, si tienes problemas de olor de pies es mejor que te atiendas, cambia diario de calcetines y usa talco.

3.- Actitud. Influye mucho tu porte y el lenguaje corporal. La forma de vestir dice mucho de tu persona, los modales hablan mucho de tu educación. Proyecta seguridad e inteligencia al dirigirte con los clientes y con tus superiores.

4.- Higiene bucal. En el trabajo tratas mucho con las personas, dejas una mala impresión con un mal aliento, lávate los dientes después de cada comida y cuida tu alimentación. No te quedes sin desayunar, eso también deja mal olor

5.- Zapatos en perfectas condiciones. Está comprobado que el calzado es una de las cosas que más llama la atención de las mujeres. Cuida que tus tacones estén en perfectas condiciones.

6.- Ropa cómoda. La moda va muy de la mano con la comodidad, vístete de una forma en que te sientas bien, te ayudará a eliminar el estrés.

APLICACIÓN:

Recordemos finalmente las palabras del apóstol Pedro cuando dijo: 1 Pedro 3:4

Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios.

Es importante que como mujeres nos veamos bien, que proyectemos una imagen segura y agradable de nosotras mismas. Pero también pongamos empeño en la belleza incorruptible, la que procede de adentro y la podemos proyectar a quienes nos rodean. Dejemos de ser esas mujeres amargadas, descuidadas, con mal humor y a la que nadie quiere acercarse.