¿Te has preguntado cómo se hicieron los colores del arco iris?

Hoy compartiremos contigo una historia que nos dejara grandes enseñanzas.

Érase una vez en que los colores del mundo comenzaron a reñir. Todos reclamaban que ellos eran el mejor, el más importante, el más útil, y el favorito.

El Verde dijo, «Claramente yo soy el más importante. Soy el signo de vida y de esperanza. Fui escogido para el pasto, los árboles y las hojas. Sin mí, todos los animales morirían.

El Azul interrumpió, «Ustedes solo piensan de la tierra, pero consideren los cielos y el mar. El cielo da espacio y paz y serenidad, sin mi paz todos serían nada.»

El Amarillo se rió, Yo traigo risa, regocijo, y calor al mundo. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que mire un girasol el mundo entero empieza a reír.

El Rojo no podía aguantar por más tiempo, gritó, Soy sangre — la sangre de la vida! Soy el color de la valentía. Estoy dispuesto a pelear por una causa. Traigo fuego en la sangre. Sin mí, la tierra estaría tan vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor.

Y así los colores fueron jactándose, cada uno convencido de su propia superioridad. Su riña se puso cada vez más ruidosa. Súbitamente hubo un relámpago de luz brillante, el trueno tronó y retumbó.

La lluvia empezó a caer sin clemencia. Los colores se agacharon de miedo, acercándose los unos a los otros para confortarse. En medio del clamor, la lluvia empezó a hablar:

¿No saben que cada uno de ustedes fue hecho con un propósito especial, único y diferente? Únanse de las manos y vengan conmigo. La lluvia continuó: «Desde ahora en adelante, cuando llueva, cada uno de ustedes se estirará a través del cielo en un gran arco de color como un recordatorio de que ustedes todos pueden vivir en paz.

El Arco Iris es un signo de esperanza para el mañana.» Y así, siempre que una buena lluvia lava al mundo, y un arco iris aparece en el cielo…Recordemos en apreciarnos los unos a los otros.