Estas felizmente casada y aunque todo va muy bien, hay algo que sientes te hace falta para concretar su felicidad, eso es un hijo, pero muchas veces tu pareja no está dispuesta o “preparada” para ese gran compromiso.

Hoy queremos compartir contigo algunas recomendaciones al respecto:

Si tú quieres tener hijos y tu pareja no, en primer lugar recuerda que ambos están en su derecho tanto tu de querer un hijo como tu pareja de tomar la decisión de no tenerlo. Así que te recomendamos lo siguiente:

1. Habla con tu pareja, intenta escuchar su punto de vista y expresa todas esas cosas que sean importante para ti en relación con este tema.

2. Recuerda que es una decisión íntima y personal, así que medita sobre cuáles son los ingredientes determinantes de tu proyecto de vida a partir de ahora y da pasos que te ayuden a estar cerca de ese plan de acción. La que te haga sentir mejor.

3. No presiones ni forces la decisión de la otra persona, deja que todo fluya.

4. Indaga hasta llegar al porque tu pareja no quiere dar ese paso.

Tú no lo sabes, pero puede que tu pareja tenga traumas, causas morales, miedo, incertidumbre, motivos que pueden no ser revelados en un primer momento, pero sí al tener una charla abierta.

5. Dialogar.

Es super importante escuchar las razones por las cuales tu pareja no quiere tener hijos. Puede ser una situación que inconscientemente trae muy arraigada en su pasado que el simple hecho de pensar en el compromiso, quizá no se encuentra en su mejor situación laboral o cree que es una gran responsabilidad el hecho de traer un querubín a este mundo.

6. Escuchar.

Ser empático y escuchar las razones el del otro, sin montarte en tu macho, es una de las partes esenciales al momento de estar en pareja. Escucha y juntos podrán llegar a una solución.

APLICACIÓN:

Recordemos finalmente las palabras del sabio Salomón cuando dijo: Proverbios 16:3 Pon en manos del SEÑOR todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.

Como hijas de Dios tenemos promesas que se va a cumplir en nuestra vida. Solamente debemos hacer nuestra parte ser obedientes y tratar de agradar a nuestro Dios cada día.

Si no lo hemos hecho en nuestra vida pasada, debemos comenzar a hacerlo ya. Deleitémonos en Él, involucrémonos en su obra y el cumplirá los deseos de nuestro corazón.