Mireya nos ha escrito desde Colombia y nos hace la siguiente consulta:

Tengo una prima que desde hace algunos meses se encuentra bastante deprimida díganme ¿Qué debo hacer?

Si ese también es tu caso por atención a las siguientes recomendaciones:

Si sospechas o tienes algún familiar con depresión:

1, Pon atención a las evidencias:

Según los especialistas, el decaimiento continuo, la irritabilidad, el mal humor, los pensamientos negativos, la frustración y el insomnio o en caso contrario dormir demasiado son señales a tener en cuenta.

Todos estos síntomas van a traer como consecuencia un desgano que afecta la vida cotidiana. Por otro lado, además de la excesiva tristeza debes tratar de corroborar si ha existido casos de parientes con depresión

2. El tratamiento:

Poco a poco el tratamiento profesional ira menguando los síntomas e irán desapareciendo los fármacos según el progreso del paciente.

3. Poner a familiares en acción:

Uno debe acompañar a la persona de la manera más informada. El familiar debe dar herramientas para que entienda que es una enfermedad que si tiene cura. Ayudar es estar pendiente de las medicinas, animarlo a que se informe más sobre la enfermedad y no sobre protegerle, que siga con su vida cotidiana.

Así mismo la especialista alerta que la persona con depresión suele negar el problema y por ende muchas veces no busca el apoyo profesional.

De presentarse esta resistencia sus allegados deben motivarlos en la búsqueda. El hecho de sacarle una cita médica ya es un gran paso.

Para finalizar la especialista exhorta a los familiares a estar atentos y a mantener una actitud objetiva en todo este proceso. Si yo me pongo a llorar con él a causa de la depresión pues no le estoy ayudando concluye.

APLICACIÓN:

Dijo Jesús en una ocasión: “Yo estaré con Uds. hasta el fin”… Aunque tú no lo veas Dios está allí. Mientras tú estás quieta pensando tus problemas Él está trabajando en solucionarlos.

Él está esperando que tú le hables y le cuentes tus problemas para ayudarte. El mismo dijo desde la antigüedad: “Clama a mí y yo te responderé”