¿Tienes un matrimonio maduro? ¿Has pasado ya varios años con tu pareja y realmente han llegado a una etapa en la que quizás desean motivarse nuevamente?

Compartimos contigo algunos consejos a continuación con ese fin:

1. El matrimonio es para amar: Y amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es donación. La medida del amor es la capacidad de sacrificio. La medida del amor es amar sin medida. Quien no sabe morir, no sabe amar. No olvides:«amar ya es recompensa en sí.» Amar es buscar el bien del otro: «cuanto más grande el bien, mayor el amor. Los hijos son la plenitud del amor matrimonial.»

2. El amor verdadero no caduca: Se mantiene fresco y dura hasta la muerte, a pesar de que toda convivencia a la larga traiga problemas. El amor, ama hoy y mañana. El capricho, sólo ama hoy. Los matrimonios son como los jarrones de museo: entre más años y heridas tengan, más valen, siempre y cuando permanezcan íntegros. Soportar las heridas y la lima del tiempo, y mantenerse en una sola pieza es lo que más valor les da. El amor hace maravillas.

3. Toda fidelidad matrimonial debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. La fidelidad es constancia. En la vida hay que elegir entre lo fácil o lo correcto. Es fácil ser coherente algunos días. Correcto ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de alegría, correcto serlo en la hora de la tribulación. La coherencia que dura a lo largo de toda la vida se llama fidelidad. Correcto es amar en la dificultad porque es cuando más lo necesitan.

4. Séneca afirmó: “Si quisieres ser amado, ama”. El verdadero amor busca en el otro no algo para disfrutar, sino alguien a quien hacer feliz.

CONCLUSIONES:
Lo dijo Marcos en una ocasión:

«Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.» Marcos 10:9

El amor matrimonial nunca debe estar ocioso. Debemos aprender a cada día hacer algo por nuestro cónyuge. Después de varios años de haber compartido y vivido con nuestra pareja, es necesario acciones que demuestren que no sólo lo amamos, sino también lo respetamos, lo valoramos, lo consideramos. Y por todas esas cualidades importantes que forman parte del amor práctico estamos allí cumpliendo el compromiso que un día hicimos ante Dios.