Una sociedad que tiene adultos que se sienten plenos, cría hijos felices. Señalan las autoras del libro «Cómo criar niños felices.

El método danés para desarrollar la autoestima y el talento en nuestros hijos». Para lograrlo, las autoras proponen lo siguiente:

1. Enseñar a jugar
El juego puede ser utilizado como una herramienta para poder mejorar las habilidades, superar las adversidades e incluso los problemas de adaptación.

La clave está en permitir el juego libre para alcanzar la felicidad, sin tener que estar luchando por un poco de atención o buscando la recompensa por haberlo hecho «bien». Para ello es vital que aprendan a jugar ensuciándose, jugando con niños más grandes o más chicos, dejándolo solucionar los conflictos sin intervenir al primer problema y esperando ver cómo reacciona cuando tiene una caída.

2. Dejar de comparar:
Cada niño es un mundo, dejar de compararlo es un asunto que debemos tratar de manera urgente. Debemos dar paso a la autenticidad, al reconocimiento de las propias emociones, dejándoles ser genuinos.

3. Olvida el lenguaje limitante:
No permitas que tus hijos sepan que crees que no serán capaces. Por el contrario estimúlales para que puedan ver las situaciones de diferentes puntos de vista, sin tener que centrarse en los resultados que la sociedad espera de ellos.

4. Refuerza la empatía:
Si no se crea la empatía desde edad temprana, entonces los niños podrán caer en manos de abusadores o bien convertirse en ellos. Siempre demuéstrales que lo ellos sienten es tan importante como lo que siente un adulto.

5. Enseña a respetar:
Alexander y Dissing lo explican así: «Lo que a menudo sucede es que los padres pierden en esta configuración.

Podemos perder la cercanía (gobernando con miedo), podemos perder la perspectiva (escogiendo las batallas y no la guerra o las grandes líneas de la paternidad), y podemos perder el respeto (si no lo siguen). El uso de la empatía y un enfoque más basado en el respeto tiene un efecto boomerang. Enseñe respeto, sea respetuoso y usted será respetado es el lema».

CONCLUSIONES:

Salmos 25:5
4-5 Dios mío,
enséñame a vivir
como tú siempre has querido.