Existen algunas reglas importantes que debemos tomarlas muy en cuenta dentro de nuestra familia con el propósito de convivir sanamente. Te las daremos a conocer a continuación:
1. Los insultos no existen. Los problemas se pueden resolver constructiva o destructivamente. Ser destructivo daña la autoestima y desgasta emocionalmente; afrontar un conflicto de forma positiva alienta el diálogo, la apertura emocional y la cercanía afectiva.
Discutir con la pareja frente a los hijos o estar siempre en batalla con ellos sólo crea un ambiente de tensión; sé que no siempre se puede evitar entrar en discrepancias, pero es conveniente elegir bien las “batallas”.
2. Las pláticas son sinceras y abiertas. A algunos padres les resultan triviales las pequeñas anécdotas del colegio u otras situaciones que el hijo puede contarles comparadas con sus propios problemas; no obstante, para el niño son genuinamente trascendentes, por lo que como padres es nuestra función atenderlos, escucharlos.
3. Los tiempos de comida se comparten. Si por tus tiempos laborales no es posible comer juntos, trata de reunir a la familia para la cena.
Hay varios estudios que revelan muchas ventajas para la familia y sus miembros: Según una investigación, por cada dos mil palabras nuevas que adquiere un niño en edad preescolar, la mitad son escuchadas por primera vez en la mesa familiar y apenas 64 son por parte de la lectura.
4. El ser afectuoso es primordial. El contacto cariñoso de los padres es importante para la crianza del hijo, ya que su presencia le aporta psicológicamente seguridad y cuidado; cuando hay ausencia de él, surgen problemas de conducta: se tornan convulsivos, impulsivos, agresivos.
APLICACIÓN:
Dijo en una ocasión el apóstol Pablo: Por lo demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros. 2 Corintios 3:11.