¿Eres de aquellas madres que frecuentemente repiten a sus hijos?

Eso está bien, aquello está mal, así se hace, así no… En realidad, poner límites claros y razonables es una de las tareas más importantes para que los niños no se conviertan en unos pequeños tiranos. Y cuanto antes lo hagas, mejor. Compartiremos contigo algunos consejos para lograr este fin:

1. Decir “no” de una forma razonada, como por ejemplo: “Esto no puedes hacerlo por tal y tal cuestión…” o “deberías hacer las cosas de esta forma porque…” es más efectivo que un “no” contundo y sin explicaciones.

2. Aunque conviene poner límites a nuestros hijos desde pequeños, no debemos abusar de un “no” tajante ya que ellos son exploradores por naturaleza y también aprenden de sus errores.

3. Es preferible utilizar un “no” en el momento preciso que dejar pasar las cosas y acabar luego con un mal humor que pagamos a destiempo.

4. Enseñarles lo que deben hacer y cómo hacerlo también son formas de decirles “no” pero de una manera positiva. De este modo el niño se siente orientado y no tan coartado.

5. No pongamos nunca en duda nuestra negativa; si hoy decimos “no veas la tele más tarde de las ocho” y mañana no seguimos esta indicación, perdemos credibilidad. No vale el hoy “blanco” y mañana “negro”.

6. Hay que mantener con firmeza las normas que decidamos, si se las dejamos saltar un día o dejamos de vigilar su cumplimiento, los pequeños acabarán “toreándonos”.

7. Los límites han de seguir criterios educativos y no responder a nuestro miedo o comodidad. Por ejemplo, si nos da miedo que baje por el tobogán es preferible que estemos atentos antes que prohibírselo.

CONCLUSIONES:

Dijo en una ocasión el profeta Daniel: “Ante ti, nada podemos hacer los que vivimos en la tierra. Tú haces lo que quieres con los ejércitos del cielo y con los habitantes del mundo. Nadie puede oponerse a ti, ni hacerte ningún reclamo” Daniel 4:35 (Traducción en lenguaje actual).

Se nos hace fácil recibir un SI de Dios y también se nos hace menos difícil recibir un ESPERA, pero cuando recibimos un NO pareciera que algo está mal, pareciera que quizá Dios no leyó muy bien su agenda o hay un error, porque ese NO, no puede ser posible, porque nosotros esperamos siempre un SI.
No es que la agenda de Dios este equivocada, ni que la haya leído mal, sino que tal como lo dijo Daniel nadie puede reclamar a Dios en su soberanía. Sus planes siempre serán mejores que los nuestros.