Nos ha escrito Violeta y nos hace la siguiente consulta:
«Hola tengo dos hijos adolescentes de 15 y 17 años. Con tantos peligros a los que se exponen en las redes sociales me gustaría poder orientarlos mejor. ¿Qué consejos me darían?»
Pon atención a las siguientes recomendaciones:
Un padre de familia de dos hijos y director de contenidos en una web para padres ha elaborado un listado de 5 peligros que amenazan a los adolescentes en las redes sociales y que muchos padres no han tenido en cuenta.
1. Fotos de fiestas: Ir de fiesta ya tiene bastante riesgo en sí. Pero otra cosa es publicar tus actividades (especialmente las ilegales) para que las vean tus amigos, familiares, enemigos y futuros contratantes. Los adolescentes no piensan… excepto en recibir hoy algo de atención. Hay tres preguntas que deberían plantearse antes de publicar algo: – ¿Te sentirías cómodo si tu futuro jefe o director de tu escuela lo viera? – ¿Te parece bien que tu abuela vea esto? – ¿Puede usarlo contra ti alguien que esté en tu contra?
2. Compararse: Es difícil no comparar nuestras vidas con las de otros cuando todo se publica online. Para los adolescentes, las redes sociales rápidamente se convierten en un espectáculo, un lugar para que parezca que tu vida es más emocionante que la de otros. Consisten en construir una imagen. El problema es que alimentan el «embellecer», es decir, una forma sutil pero poderosa de mentir.
3. Vestimenta sobre sexualizada: Los adolescentes, especialmente las chicas, enseguida descubren que su sexualidad puede usarse para lograr atención e incluso para manipular. Las redes sociales dan una mayor audiencia a ambas cosas. Da la sensación de tener poder… pero sin la madurez para autorregularse.
CONCLUSIÓN:
Como padres debemos tener muchísimo cuidado en cómo estamos formando a nuestros hijos. Recordemos las palabras del sabio Salomón cuando dijo:
Proverbios 4:23 Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.
La educación que impartimos a nuestros hijos tiene que estar alineada a los valores y principios bíblicos. No sólo debemos orientarlos sino que debemos ser madres radicales en cuanto a su comportamiento.