Hola que gusto acompañarte en este nuevo día.
¿Por qué usamos corbata? ¿Por qué el reloj gira en el “sentido horario”? Si vivimos con el sistema decimal, ¿por qué el día tiene veinticuatro horas de sesenta minutos cada una?
En ese sentido, la sociedad va creando algunos sistemas que —con el transcurso del tiempo— pierden su razón de ser, pero continúan imponiendo sus reglas.
Hay una interesante historia para ilustrar este tema:
Un gran maestro de meditación oriental, responsable de un monasterio muy importante, tenía un gato que era la verdadera pasión de su vida. Así, durante las clases de meditación, mantenía al gato a su lado para disfrutar todo lo posible de su compañía.
Cierta mañana, el maestro —que ya era muy anciano— apareció muerto. El discípulo más aventajado ocupó su lugar. — ¿Y qué vamos a hacer con el gato? —preguntaron los otros monjes.
En homenaje al recuerdo de su antiguo instructor, el nuevo maestro decidió permitir que el gato continuara asistiendo a las clases de meditación.
Pasaron muchos años. El gato murió, pero los alumnos del monasterio estaban tan acostumbrados a su presencia que consiguieron otro gato.
Pasó una generación y comenzaron a aparecer tratados técnicos sobre la importancia del gato en la meditación, incluso un profesor universitario desarrolló una tesis, según la cual el felino tenía la capacidad de aumentar la concentración humana entre otras cosas.
Hasta que un día apareció un maestro que tenía alergia al pelo de los animales domésticos y resolvió alejar al gato de sus prácticas diarias con los alumnos.
Hubo una gran reacción negativa, pero el maestro insistió. Como era un instructor excelente, los alumnos continuaron con el mismo rendimiento escolar, a pesar de la ausencia del gato.
Poco a poco, los monasterios —siempre en busca de ideas nuevas y ya cansadas de tener que alimentar a tantos gatos— fueron eliminando los animales de las aulas.
En veinte años, comenzaron a aparecer nuevas tesis revolucionarias con títulos convincentes como “La importancia de la meditación sin gatos” o “sin ayuda de los animales¨, etc.
Otro siglo pasó y el gato quedó por completo fuera del ritual de la meditación en aquella región. Pero se necesitaron doscientos años para que todo volviera a la normalidad ya que nadie se preguntó, durante todo ese tiempo, por qué el gato estaba allí.
APLICACIÓN:
Dijo en una ocasión el profeta Jeremías: “¡BENDITO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL SEÑOR, CUYA CONFIANZA ESTÁ PUESTA EN EL SEÑOR!…” (Jeremías 17:7)
¿Hasta qué punto, en aquello que hacemos, usamos “gatos” inútiles que no tenemos el coraje de eliminar, porque nos dijeron que los “gatos” eran importantes para que todo funcionase bien? Toda nuestra confianza debe estar solamente en Dios. El es el único Todopoderoso.