Hola que placer acompañarte cada día. Si todavía no te has replanteado metas para este nuevo año con tu familia, hoy queremos darte algunas ideas para que las pongan en práctica durante el 2018
1. Disponibilidad.-
Consiste en dedicar tiempo (¡que es lo que menos tenemos!) a atender a nuestros hijos y esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale postergar temas. Con ellos hay que estar disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado. Recordemos que nuestros padres, al morir, sólo nos dejan realmente el tiempo que pasaron con nosotros. Demos tiempo al otro.
2. Comunicación entre padres e hijos.-
Que los padres hablen menos y escuchen más. En muchas familias, cuando un padre o madre dice «hijo, tenemos que hablar», el joven piensa «uy, malo, malo». ¿Por qué? Porque sabe que los padres cuando dicen «tenemos que hablar» quieren decir «te voy a soltar un discurso por algo tuyo que no me ha gustado». Esto cambiaría si los padres se hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar y sólo el 25% a hablar.
3. Coherencia en los padres, auto exigencia en los hijos.-
Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma cosa. No tiene sentido decirle a los niños desde el sofá: «eh tu, ayuda a mamá a quitar la mesa». Hay que dar ejemplo primero.
4. Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con el cónyuge.-
Estos tres factores son útiles para la autoestima familiar. La rutina es un enemigo en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia. Las mejores horas deben ser para compartir con el esposo o esposa.
5. Aceptar nuestras limitaciones y las de los nuestros.-
Hay que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos. Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano «bueno» con uno «malo». Eso hace sufrir al hijo y le quita autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.
6. Reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona.-
Seamos sinceros: no tiene sentido que andemos llamando «campeón» a nuestro niño que nunca ha ganado nada. Si ha perdido un partido de fútbol, no le llames campeón. Ha de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí. También hemos de saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en otras. «Hijo, pareces bueno en A y en B, pero creo que C no es lo tuyo». Reafirmemos al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo que es, una persona valiosa.
APLICACIÓN:
Que el favor del Señor nuestro Dios
esté sobre nosotros.
Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
sí, confirma la obra de nuestras manos.
Salmos 90:17 | NVI