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En la infancia, las personas somos emocionales y las heridas más grandes que podemos tener son por no haber sido comprendidos ni escuchados por nuestros propios padres. Con el pasar de los años, estas carencias empiezan a manifestarse causando un desequilibrio en nuestra vida.
“Un niño herido es un adulto en supervivencia. Un niño amado, es un niño que va a amar y valorar a los demás”, según comentan los terapeutas y especialistas. También explican que cuando un niño sufre una herida emocional, se detiene en el tiempo. “Si mi mamá me dijo algo feo, yo lo voy a guardar en mi inconsciente, y esa herida la voy a tener toda la vida y eso terminará por afectar nuestra autoestima”
Para sanar a ese herido niño interior y resolver esos conflictos que no nos dejan vivir felices, vamos a compartir contigo a continuación algunas recomendaciones:
1. Reconociendo que aún nos duelen cosas del pasado. Ese niño carga con las heridas de traumas pasados y cuando esos patrones se presentan cuando somos adultos, es cuando nos damos cuenta que ese niño sigue vivo en nuestro interior.
2. Reconocer que necesitamos ayuda para sanar nuestra historia pasada. Las heridas no se resuelven solas, hay que trabajarlas para sanarlas. Y eso es ir al pasado para resolver lo pendiente. A veces necesitarás acudir con un profesional.
3. Ser conscientes que yo no puedo cambiar mi pasado, ni a nuestros padres, pero sí podemos ser responsable de nosotros mismos y nuestro futuro. Tus padres no son malos, sencillamente sus niños interiores también fueron heridos en el pasado.
4. Aprende a escuchar a tu niño interior y a amarlo. Tu niño interior son tus sueños, sentimientos y fantasías, así que es necesario dejarlo salir y darle permiso para decirme todo lo que no pudo decir.
APLICACIÓN:
Dijo en una ocasión el profeta Miqueas: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el eterno de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas:6:8) El nos ha hecho nuevas criaturas y ha prometido darnos una nueva vida, vivámosla, pidámosla, recibámosla!