Hola que gusto ser tu compañía diaria. Roberta nos ha escrito desde Quito Ecuador y nos hace la siguiente consulta: No tengo una buena relación con mi familia política, especialmente con mis suegros. Mis primeros anos fueron realmente difíciles. Que puedo hacer para dejar de guardar tanto rencor? Si ese también es tu caso déjame compartir contigo los siguientes consejos:
El primero de los consejos que vamos a compartir contigo es tomado del libro “Usted puede sanar su vida”, escrito por Luisa. L y considerada una de las figuras más representativas del movimiento del Nuevo Pensamiento y una precursora de los libros de autoayuda:
Ejercicio 1: La venganza
A veces, para sentirse en libertad de perdonar, hace falta vengarse. Por eso, este ejercicio es muy útil. Con los ojos cerrados, siéntate en silencio, tranquila. Piense en las personas que cuesta perdonar. ¿Qué te gustaría hacerles? ¿Qué tendrían que hacer para que las perdonaras? Cuando hayas acabado, condense el tiempo y da todo por terminado,
Ejercicio 2: Visualización
Empieza visualizándote como un niño de cinco o seis años. Mire profundamente los ojos de ese niño. Vea ansiedad que hay en ellos y comprenda que la única cosa que usted quiere es amor.
Ejercicio 3: La disolución del resentimiento
Primero que todo, siéntete tranquila y con los ojos cerrados, y deja que tu mente y cuerpo se relajen. Después, imagina que estás sentada en un teatro a oscuras, frente a un pequeño escenario. En él, pon a la persona contra quien sientas más resentimiento, no importa que pertenezca al pasado o al presente, cuando la veas con claridad, imagina que a esa persona le suceden cosas buenas, cosas que serían importantes para ella, y véala sonreír y feliz. Mantén durante unos minutos esta imagen y después deje que se desvanezca.
Ejercicio 4: El perdón
Ahora ya estamos en condiciones de perdonar. Si te es posible, has este ejercicio en pareja; si no, hazlo solo, pero siempre en voz alta. Vuelve a sentarte quieto, con los ojos cerrados, y expresa “La persona a quien necesito perdonar es… y la perdono por…” Repite insistentemente el ejercicio. Luego, repite “Gracias, ahora te libero” Hazlo durante cinco o diez minutos por lo menos, buscando en su corazón todas las injusticias que aún alberga, y después suéltelas, no sigas aferrándose a ellas.
APLICACIÓN:
Dijo en una ocasión el apóstol Pedro: (1 Pedro 5:10)
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.