Hola que gusto compartir este programa junto a ti. Una consulta de Carmen desde Lima Perú nos dice: Tengo un hijo de 5 años y cuando no cumplo sus deseos inmediatamente comienza a hacer rabietas, qué debo hacer? Si ese también es tu caso pon atención a los siguientes consejos
1. Ante todo seamos comprensivos y recordemos que todos hemos pasado por esta etapa en nuestra infancia. Por eso mantengamos la calma y armémonos de paciencia y comprensión.
2. Entendamos sus deseos y pongámonos en su lugar. Debemos ser conscientes de que la realidad que nosotros percibimos no es entendida del mismo modo por ellos.
3. No gritemos. Los niños expresan su enfado a través de rabietas porque todavía no disponen de otras habilidades para ello y porque no tienen otro modo de expresión. Enseñémosles desde pequeños a resolver los conflictos desde la tranquilidad y el diálogo.
4. Prevenir mejor que curar. Debemos intentar anticiparnos a estas situaciones. Si sabemos que suelen ocasionarse durante la comida (por ejemplo), no nos pillará desprevenidos y podremos intentar presentar este momento como algo placentero y divertido. Mostrarles un cuento, realizar algún juego divertido… Posteriormente podremos ir reduciendo esto hasta que la hora de la comida se convierta en algo normal para él.
5. Busca seguridad. En general las rabietas suelen ser muy desproporcionadas y en algunas ocasiones los niños pueden llegar a golpearse. Retira de su alcance todo objeto que pueda ser peligroso.
6. Los padres también somos personas y el cansancio nos pesa, lo cual favorece que nuestros nervios se desaten de manera más rápida. Cuando esto te ocurra, respira y recuerda que tú eres el adulto y el responsable de transmitirle valores.
7. Aún cuando la rabieta sea desmedida, incluso pueden llegar a golpearnos, la contestación debe ser de no aprobación pero siempre mostrando nuestro amor incondicional. Debes poner límites pero dejando claro que siempre podrán confiar en nosotros.
APLICACIÓN:
Dijo el sabio Salomón en una ocasión: ¨No dejes de corregir a tus hijos, la disciplina no los dañará¨. Los hijos pueden tolerar grandes cantidades de severidad, ellos esperan estar equivocados y están bastante acostumbrados a ser castigados, es la injusticia, la desigualdad y la inconsecuencia lo que los mata.