Hola que bueno estar nuevamente juntas. Eres una mujer que espera fervientemente convertirse en esposa en algún momento? Hoy, más que nunca, es un gran desafío llegar a ser esposa porque no nos preparamos adecuadamente para aquello. Sin ambargo esta falta de preparación no nos exime de autoevaluarnos y mejorar.  A continuación lista aquellas cosas que considero limitan nuestro crecimiento como esposas:

Una estima incorrecta.

No baja, ni alta, simplemente incorrecta. La esposa es el corazón del hogar, y si tiene un concepto errado de sí misma, esto afecta el clima familiar. Cultivar una sana estima es de gran beneficio en la relación conyugal.

Orden de prioridades.

Teniendo que desempeñar tantos roles en diferentes escenarios, priorizar es determinante para no terminar frustrada, agotada y buscando culpables.

Las expectativas.

 Las expectativas no son malas, siempre y cuando sean reales y viables. Es sano entender que no siempre todas las cosas que expectamos pueden realizarse. La carga pesada de las expectativas no nos hace la vida más pacífica ni llevadera.

Las heridas del pasado. 

Todos los matrimonios pasan por momentos de dificultad, pero cuando tomamos la decisión de perdonar y avanzar es como un nuevo comienzo y debemos dejar el pasado ocupe el lugar que le corresponde: atrás!. Seguir adelante sanamente implica que si perdoné, no debo traer en nuevos conflictos los errores del pasado.

No rendir cuentas.

En la aventura llamada matrimonio es bueno tener alguien de confianza y con madurez con quien podamos hablar y rendirle cuentas. No aconsejo que sea tu conyugue o tu mamá, puede ser tu líder espiritual o una persona que admires y respetes por los frutos que has visto cultivar en su vida. Una persona neutral que traiga luz y nos confronte cuando sea necesario.

Si nos evalúan académica y profesionalmente, podemos autoevaluarnos como esposas, con la garantía que redundara en gran bendición para nuestras vidas y nuestras familias.

APLICACIÓN:

  Juan  15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. La única manera de ser una buena esposa y ser detallistas no viene de nosotras solas, solo puede venir de una vida que busca a Dios, es vital para nuestro matrimonio que aprendamos a caminar con Dios y buscar el animo y la fuerza de El.