Un leñador salió del busque acompañado de su caballo y su perro.

Al terminar su labor el hombre cargo al caballo un poco más de lo acostumbrado y emprendió su regreso a casa

El camino que les esperaba era largo y casi intransitable. Ya habían recorrido un buen trayecto del camino cuando las fuerzas del caballo desistieron y no pudo más. Por más que el hombre insistía en hacerle andar el animal no se novia.

Entonces tomo un leño y empezó a golpear al animal para que se pusiera de pie y siguiese su camino
Por largo rato el hombre estuvo tratando a golpes que el animal siguiera su trayecto. Tanta fue su insistencia que el animal hablo y le dijo: Crees que es fácil llevar esta carga?

El hombre espantado al ver que el animal hablaba dejo de golpearlo y salió corriendo del lugar mientras el perro le seguía afanoso. Cuando sintió que estaba en un lugar seguro aquel hombre se detuvo.

En ese mismo momento el perro que lo acompañaba le dijo: “gran susto que nos dio el caballo” el sombro del hombre no pudo más y cayo desmayado.

Por supuesto que este relato no es más que una fábula, sin embargo la Biblia nos habla sobre un hecho similar, el cual sin duda sucedió en la vida real. Según nos narra el libro de números la burra de Balaán hablo para amonestar a su amo.

Dice así “pero el Señor hizo hablar a la burra y ella le dijo a Balaán: se puede saber que te hecho para que me hayas pegado 3 veces?”. Balaán sabía que estaba haciendo algo que era a la vista de Dios incorrecto, sin embargo insistió en seguir su plan, por lo tanto Dios uso una manera bastante peculiar para hacerlo entrar en razón.

Algunas veces nos pasa igual. Insistimos en hacer algo que sabemos que está en contra de la voluntad de Dios habiendo sido advertidas de las consecuencias que al final traen consigo aquellas malas decisiones.

Probablemente tu perro no va a hablarte ni a aconsejarte. Digámosle a Dios que muchas veces nuestro orgullo

No solo nos lleva a lo malo sino que también nos imposibilita ver nuestra propia arrogancia. Que Dios nos ayude a ver nuestros errores y que nos de la fuerza para cambiar y veamos así sus advertencias para evitar caer en lo que es contrario a su voluntad.