En un país no muy lejano había un rey muy triste, el cual tenía un sirviente que se mostraba siempre pleno y feliz. Siempre había una sonrisa en su cara, y su actitud hacia la vida era serena y alegre.
Un día el rey lo mandó llamar y le preguntó: -¿Cuál es el secreto de tu alegría?
-Majestad, no tengo razones para estar triste.
Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo a mi esposa y a mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, estamos vestidos y alimentados, y además Su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas que nos permiten darnos pequeños gustos. ¿Cómo no estar feliz?
El rey estaba furioso.Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó:
-¿Por qué él es feliz?
-Majestad, lo que sucede es que él está por fuera del círculo. El círculo del noventa y nueve. La única manera para que entendiera sería mostrárselo con hechos. ¿Cómo? Haciendo entrar al paje en el círculo. Esta noche pasaré a buscarlo. Debe tener preparada una bolsa de cuero con noventa y nueve monedas de oro.
Así fue. El sabio fue a buscar al rey y juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje.
Cuando el paje salió por la mañana, el sabio y el rey lo estaban espiando. El sirviente leyó la nota) agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció.
El paje las tocaba, las amontonaba y las alumbraba con la vela. Las juntaba y desparramaba, jugaba con ellas….
«No puede ser», pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era mas baja. «Me robaron -gritó-, me robaron, ¡malditos! Noventa y nueve no es un número completo. Cien es un número completo, pero noventa y nueve.
¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar para comprar su moneda número cien? Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla; después, quizás no necesitaría trabajar más.
El paje había entrado en el círculo del noventa y nueve. Durante los meses siguientes, continuó con sus planes de ahorro. No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente.
No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
APLICACIÓN:
Recordemos las palabras del sabio Salomón cuando dijo: “No te afanes acumulando riquezas, no te obsesiones con ellas”. Muchos de nosotros hemos entrado en el círculo del noventa y nueve alguna vez.
Esta es la trampa del círculo: no entendemos que con 99 podemos ser felices, podemos sentirnos plenos a lo largo del camino, si nos centramos en esa moneda que creemos que falta y dejamos de valorar lo que tenemos nunca estaremos «completos» siempre nos faltará algo.
No dejemos de disfrutar de lo que tenemos por añorar lo que creemos que nos falta.