Te preocupa que últimamente tus hijos no puedan estar tranquilos porque quizás se encuentren estresados y ansiosos? Hoy compartiremos contigo algunos consejos con el propósito de ayudarlos a poder estar más tranquilos y en paz

  1. Use la mente

Tomar un alimento pequeño (como una pasa o una galleta) y pedirle al niño que lo examine con atención: que lo mire, lo huela, que se lo ponga en la boca y vea cómo se siente, a qué sabe, cómo suena, como si nunca antes lo hubiera probado. ¿Por qué funciona? La práctica se basa en “estar en el momento” y enfocarse completamente en lo que está haciendo en ese momento, en usar todos los sentidos para experimentarlo. Eso puede plantear un reto para los más pequeños, pero algunos ejercicios simples pueden ser de gran apoyo y ayudarles a aprender a hacer una pausa y pensar antes de reaccionar.

  1. Risas, risas y más risas

Mirar junto a su hijo un programa que le gusta, contarse chistes o hacerse caras graciosas puede ser una gran forma de relajarse y manejar los nervios. ¿Por qué funciona? La risa ayuda a reducir las hormonas del estrés y a relajar los músculos.

  1. Respire profundo

Aliente a su hijo a que respire profundo, retenga el aire y luego exhale lentamente. Para ayudarle, se puede poner de ejemplo, pero hay que encontrar un ritmo que le sea confortable. Y continuar respirando hasta que esté más calmado. ¿Por qué funciona? Unas pocas respiraciones profundas bastan para ayudar a reducir el ritmo cardíaco del niño y le dan una herramienta para sentirse en control

CONCLUSION:

Recordemos las palabras que Jesús repitió un día y que Juan las anoto: Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. Juan 16:33 |

Mientras estemos en la tierra grandes y chicos tendremos nuestros momentos de ansiedad de angustia de preocupación de estress. Pero como madres hijas de Dios  debemos aprender a enseñar a nuestros hijos no solo técnicas o actividades que les puedan ayudar a estar en paz sino también hablarles de esa paz que solamente podemos experimentar cuando sentimos a Dios. Que nuestra primera opción sea la paz de Dios y luego los demás recursos, hagámoslo como buenas madres.