Recorriendo las páginas de la historia, desde una óptica negativa, podemos comprender que en el mundo siempre ha habido guerras, miserias, pestes y crueldades del hombre con el hombre. Y que en todos los tiempos, ha habido personas anunciando el fin o proclamando la llegada de tiempos de crisis imposibles de superar. Por eso compartiremos contigo a continuación una reflexión que nos dará grandes enseñanzas al respecto.
Érase una vez, un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de caminos. Todos los días, a primera hora de la mañana, llegaba hasta allí donde instalaba un puesto rodante en cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.
Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio, no veía muy bien, entonces ni un sólo día leía diarios. Pero eso sí, vendía exquisitos bocadillos. Aumentó la compra de insumos, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se incrementaron día a día. Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió buscar a su hijo, un hombre de negocios de una gran ciudad para que lo ayudara.
Al llamado del padre, su hijo respondió: “¡Pero Papá, no escuchas la radio ni lees los periódicos, ni ves televisión! ¡Este país está atravesando una gran crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor!”. El padre pensó: “Mi hijo trabaja en una gran ciudad, debe saber lo que habla…”
Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de cada uno de los ingredientes. Dejó de promocionar su producto. Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.
Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo: “Tenías mucha razón, verdaderamente estamos atravesando una gran crisis”.
CONCLUSIÓN:
Dijo en una ocasión el profeta Isaías:
Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán {con} alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Isaías 40:31
Los que somos hijos de Dios no podemos pensar como los demás, no podemos ni expresar ni vivir en derrota. Debemos ser los protagonistas de un cambio, debemos ser los que motivemos a otros a andar en la verdad, a renovar su fe, a renovar sus esperanzas y a poner los ojos en el que nunca nos fa a fallar.