Sonia nos ha escrito desde Quito Ecuador y nos hace la siguiente consulta:
Soy una mujer divorciada y tengo dos hijos. Muchas veces me envuelve un sentimiento de soledad muy profundo.
Díganme, ¿Qué debo hacer para que esos momentos de soledad no me afecten?
Si ese también es tu caso toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
1. Haz algo nuevo:
Llena tu mente y tu corazón con actividades creativas con las que sientas que se detiene el tiempo. Por ejemplo, la lectura de poesía, escuchar ópera, caminar descalza por el césped y sentir la fuerza de la naturaleza bajo tus pies, escribir cartas a amigos que viven lejos, pintar un cuadro… lo que sea. Elabora una lista de actividades que te gustan y dedícales más tiempo
2. Cuida lo que se ve, haz que sea agradable:
Haz que tu vida sea agradable en los detalles más sencillos. Por ejemplo, cuida la decoración de tu casa, pon atención a los detalles cuando disfrutas de un delicioso menú. El sentido de la vista es uno de los más importantes, un medio de información visual con el que conectas con la realidad. La armonía del entorno puede inspirarte luz y alegría.
3. Date cuenta de que no eres la única sola:
Si estás sufriendo por una situación de soledad, mira a tu alrededor. Tal vez tomes conciencia de que otras personas están pasando por situaciones más difíciles. Y entonces, desde esta perspectiva, puedes potenciar tu implicación social en una causa solidaria.
4. La soledad no es tan rara, ¡acéptala!
No reprimas el sentimiento de soledad porque todo aquello que rechazas de este modo, resiste con más fuerza. Acepta la soledad como una parte del camino de la vida. Sin embargo, recuerda que nunca te sentirás sola si tomas conciencia de que te tienes a ti misma, es decir, tú puedes ser tu gran compañera.
CONCLUSIONES:
Recordemos las palabras el profeta Isaías cuando dijo:
10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
En momentos de soledad nuestra mirada debe estar fija en el Señor quien nunca nos abandona. Él está a nuestro lado, viviendo con nosotras cada momento de nuestra vida. Tiempos en los que Dios hablara a nuestra mente y a nuestro corazón y en los cuales encontraremos grande bendición.