Como madres deseamos la felicidad de nuestros hijos y de nuestro hogar.

Pero también uno de nuestros objetivos debería ser sentirnos felices como madres. Te daremos algunos consejos para trabajar en ello a continuación:

1.- Valorarse como madre: todo lo que se hace tiene mérito aunque no se haga con ese fin. Hay que valorar cada esfuerzo y cada logro conseguido.

2.- Cuidar la relación de pareja: Aunque sea complicado hay que saber cuidar la relación con la pareja en el día a día. Con la dinámica del trabajo y de las tareas del hogar o la crianza es recurrente tender al abandono de la relación de pareja. Hay que saber sacar un tiempo para la pareja.

3.- Cuidar amistades: Igual de importante es cuidar la relación de pareja como las amistades. Conseguir tiempo para salir a tomar una cerveza o quedar con amigos hace que se tenga una fuente extra de cariño, comprensión y compañía.

4.- Evita los conflictos por el dinero: Aunque vivimos una época marcada fuertemente por la crisis económica hay que hacer un esfuerzo por no asfixiarnos por estos temas. Hay que buscar la felicidad en casa y no en el dinero.

5.- La vida no es una competición: Aunque nos inculcan desde pequeños el espíritu del esfuerzo y la competición, la vida no es eso. Para la felicidad en familia hay que saber jugar en equipo, reconocer los logros de los demás y elogiarlos.

6.- La felicidad se encuentra es la sencillez: Otro factor destacable en las terapias es la pérdida de la sencillez. Vivir de forma sencilla. La ambición por querer siempre más deriva en grandes conflictos porque no siempre es sostenible en el tiempo. Hay que vivir en base a las prioridades que se tienen y esta deberían ser los propios seres queridos.

CONCLUSIONES:

Dijo en una ocasión el apóstol Pablo: Filipenses 4:12

12 Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. 13 Todo lo puedo en cristo que me fortalece.

Hagamos nuestras también esas palabras. Aprendamos a ser felices con lo que Dios nos ha dado y especialmente valoremos a nuestros seres queridos.