Hola que tal que gusto acompañarte en este momento. Sabias que las somos madres de hijas tenemos que enseñarles algunos conceptos importantes en la vida. Déjame compartir contigo a continuación algunos de ellos:
1. A confiar en sí misma: Las mujeres, desde que somos niñas pequeñas nos encontramos comparándonos con otras, mujeres o niñas de la televisión, las revistas, y allí donde se pone nuestra mirada. Somos criticadas por nuestras apariencias así como por lo que hacemos o no hacemos. Hay que animarles a probar cosas nuevas, a ser ellas mismas, a decidir por sí mismas, y a confiar en lo que pueden lograr. Nuestras hijas tienen un gran valor y deben confiar en sí mismas.
2. A ser ella misma: Va unido a lo anterior, pero merece su propio apartado porque nos afecta mucho a las mujeres y niñas: Está en nuestra naturaleza querer encajar, ser populares y admiradas por los demás… pero esto puede llevarnos a perder naturalidad y a ser como los demás, copiando a otras para sentirnos queridas y apreciadas. Si hay algo que les gusta de verdad, o algo que realmente quieren hacer, deben hacerlo.
3. Que no es malo apoyarse en los demás: Si bien queremos que nuestras hijas sean fuertes e independientes, también es cierto que no deben sentirse menos por necesitar ayuda. Nunca hagas que tu hija se sienta mal por pedir ayuda, para que así pueda convertirse en una adulta que no tiene miedo a pedir ayuda si es que lo necesita. No hay vergüenza en necesitar de los demás, somos humanas.
4. A ser comprensiva y compasiva: Enséñales a tus hijas a no mirar sólo por sí mismas, a percatarse de las necesidades de los demás, sus carencias y también sus virtudes. Ellas no son el centro del mundo, siempre hay quien está mejor y peor.
APLICACIÓN:
Dijo el apóstol Pedro en una oportunidad: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:22