Hola te saludamos cordialmente. Eres de aquellas madres que en mas de una ocasión se ha hecho la misma pregunta: Cómo poder saber si uno de tus hijos anda por malos pasos. Nosotros ta daremos a continuación algunas pautas al respecto:

1. Por lo general cuando un joven anda en malos pasos comienzan por meterse en problemas, hay un gran descuido personal, en calificaciones, su higiene cambia demasiado, comienza a evadir los problemas, se pone hostil, toma las cosas ajenas, o pide más dinero, lo peor viene… no hay obediencia a las reglas familiares.

2. Su amigos no serán los mismos de antes, comienza aislarse, se hacen muy apáticos y no quien conversar con sus amigos que antes era positivos para él. Las mentiras comenzaran con más frecuencia, no tendrá escrúpulos al mentir, será muy irrespetuosos y se cerrara ante cualquier consejo paterno. Su comportamiento en general será drástico.

3. El cambio más fuerte físico y común es, el llegar con los ojos rojos, pupilas dilatadas o demasiado pequeñas. Ha ignorando cualquier saludo.

4. Falta de apetito, es un signo de alerta, Ya que muchas drogas esto provocan después del efecto, en especial Las anfetaminas y las metanfetaminas. Estas drogas hacen que sienta mucha fatiga tanto física, como emocional.

5. Tu hijo más hiperactividad es otro foco de alerta que algo anda mal. Cuando se es estudiante es muy notorio en las calificaciones.
Si notas algunos de estos signos en tus hijos busca ayuda profesional. Muchas veces el acompañamiento de los padres no es suficiente.

APLICACIÓN:

Dijo en una ocasión el sabio Salomón: Corrige a tu hijo, y te dará descanso y dará deleite a tu alma. PROVERBIOS 29: 17
No debe permitirse a los niños crecer sin vigilancia o control. Ellos deben ser instruidos, disciplinados y amonestados, para que adquieran conocimiento sobre el auto-control y la obediencia. La manera y los métodos que los padres puedan utilizar para enseñar la verdad de Dios, necesariamente serán variables. Pero esas verdades deberán estar siempre disponibles para ser aplicadas sobre cualquier vocación en la vida, viviéndolas y haciendo de ellas un estilo de vida. Solo así ellos aprenderán a “amar al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su alma, y con toda su fuerza” y desearán servirle en todo lo que ellos hagan.