Hola que gusto ser parte de tu día. Compartimos contigo a continuación una consulta que nos hace Sandra y que dice así: Soy mama primeriza y tengo una niña de 6 años. Muchas veces quisiera ser una buena madre pero siento que no lo estoy haciendo muy bien.
Si este también es tu caso pon atención a los siguientes consejos que compartiremos contigo a continuación:
1. Demuéstrale tu amor: cada día diles a tus niños “te quiero, eres especial para mi”, dales muchos abrazos y besos
2. Escucha cuando tus niños hablan: Escuchar a los niños les demuestra que tu piensas que son importantes y que estas interesada en lo que tienen que decir
3. Haz que tus niños se sientan seguros: Consuélalos cuando están asustados, demuéstrales que tu has tomado pasos para protegerlos.
4. Proporciona orden en sus vidas: Mantén un horario regular para comidas, siestas y hora de dormir. Si tienes que cambiar el; horario diles con anticipación que va a haber cambios.
5. Elogia a tus niños: Cuando los niños aprenden lago nuevo o se comportan bien diles que estas orgullosa de ellos.
6. Critica el comportamiento y no al niño: Cuando tu niño cometa un error no le digas “fuiste malo” en cambio explícale al niño lo que hizo mal. Por ejemplo dile: Cruzar la calle corriendo y sin mirar no es seguro, luego explícale al niño lo que debe hacer, primero mira a ambos lados para ver si vienen autos.
7. Se consistente: Tus reglas no tienen que ser iguales a las de otros padres pero si tienen que ser claras y consistentes. Consistentes quiere decir que las reglas deben ser iguales todo el tiempo. Si dos padres están criando al niño, ambos deben usar las mismas reglas, además asegúrate de que las niñeras y los parientes conocen y siguen las mismas reglas de la familia.
CONCLUSIONES:
Dijo en una ocasión el apóstol Pablo: Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Este es el mejor tiempo para sembrar en nuestros hijos palabras y acciones que reflejen nuestro amor hacia ellos, pero también nuestra sumisión y obediencia a Dios de quien recibimos las instrucciones para poder educarlos y guiarlos sabiamente.