Hola te damos una cordial bienvenida. Marithza nos ha escrito desde Honduras para hacernos la siguiente consulta: Tengo 24 años y mi vida no está pasando por la mejor época. Tengo algunos problemas en la universidad debido a que no tengo tanto tiempo para estudiar y cumplir mis tareas porque mi trabajo me absorbe, a veces quisiera dejar de estudiar y solo dedicarme a trabajar y otras veces quisiera rendirme, dejar de trabajar y luchar y regresar a la ciudad en donde viven mis padres. ¿Qué me aconsejan?

Si también estás pasando por algo similar pon atención a las siguientes recomendaciones:

Algunas razones para no rendirte:

1.    Porque estás viva

¡Estás viva! Muchas personas, hoy, han dejado de respirar, pero tú estás viva. La única excusa válida que puedes tener para dejar de intentarlo es morirte. Mientras tengas vida, no te rindas jamás.

2.    Porque el ayer no existe

¿Ayer tropezaste? ¿Se te derrumbó el mundo? ¿Ahora debes empezar de cero? ¡No sé de qué me hablas! ¡Ayer no existe!  Tienes por delante muchos “hoy” y mirar hacia atrás no te sirve de nada.

3.    Porque eres más fuerte de lo que crees

Ahora estás dolida y cansada. Piensas que no puedes más ¡Pero tú eres una mujer fuerte y luchadora! ¡Tú eres más fuerte de lo que crees!

4.    Porque todos caen

Todos los días, millones de personas se caen y vuelven a levantarse. Tú también eres de las que se levantan. Las historias más conmovedoras de éxito son las que vienen acompañadas de fracasos: historias de personas que se atrevieron a continuar.

5.    Porque nada es imposible

Hay cosas difíciles e improbables… ¿pero imposibles? ¡Nada es imposible! Sólo necesitas ser constante y firme, no dejarte vencer por las circunstancias adversas. Si te mantienes estable, sin abandonar, llegarás a la meta.

6.    Porque si te rindes, no te queda nada

Piensa por un momento en rendirte. ¿Qué te queda? ¿Vivir para qué? Porque, si tienes claro que tus metas son las correctas para ti, ya nada más importa.

8. Porque así  podrás inspirar a otros

Quizás seas madre y tengas el deber de ser un ejemplo de fortaleza para tus hijos. Quizás puedas alegrar a tus padres, de demostrarles que sí eres capaz. Quizás estés rodeada de personas que necesitan un poco de ilusión en sus vidas. Piensa en ellos, porque tú puedes ser su inspiración.

1.    Porque mereces ser feliz.

APLICACIÓN: Dijo el Salmista David en una oportunidad: “Los que te conocen confían en ti, pues nunca los abandonas cuando te buscan”. Preocúpate de todo cuanto te sea posible y encarga a Dios todo cuanto no lo sea. Él sí sabe cómo ayudarte a lograrlo.