Hola que bueno poder ser parte de tu dia.  Premiar a los hijos es una actividad que muchos padres realizan, pero que pocos aciertan con los incentivos adecuados. La gran mayoría lo hacen enfocados básicamente en objetos material, creando un mal hábito en los pequeños. Si te estás preguntando, ¿Qué premios puedes emplear? Pon atención a los siguientes consejos:

1.- Los materiales. Como dijimos al inicio, los reforzadores positivos son los más utilizados por los padres, especialmente cuando estás desesperado y buscas un cambio de comportamiento rápido en tu hijo. En este grupo están los juguetes, el dinero, los comestibles, etc. ¡Ojo! Su uso ha de ser limitado, no sólo por la economía de quien los otorga, sino porque producen habituación por parte del niño con mayor facilidad.

2.- Los hechos. Se refieren a premiar a un hijo con una actividad en la que la familia pueda compartir tiempo juntos. Son estupendos reforzadores, porque les permiten disfrutar de la actividad en sí y de su preparación (planificar, preparar, comentarla después de haberla vivido, etc.). Por ejemplo: ir al cine, salir a comer fuera, montar una fiesta con amigos, etc.

3.- Las palabras y los gestos. Suelen quedar como los reforzadores olvidados, sin embargo son muy valorados por los más pequeños, porque transmiten la aprobación y el afecto que siempre buscan en sus mayores. Por ejemplo: un elogio, una palabra de cariño, un abrazo, una caricia, etc.

4.- Los privilegios. No se utilizan mucho, pese a ello resultan especialmente atractivos para los niños desde muy corta edad. Al conseguir la conducta deseada, le puedes premiar con “ser el encargado de abrir la puerta con las llaves, utilizar la tablet de papá 10 minutos, poder sentarse al volante de tu coche (sin que esté en marcha, ¡se entiende!), elegir el camino por el que ir al cole, etc”. El privilegio dependerá de la edad de tu hijo, sus gustos y el sistema familiar.

APLICACIÓN:

Dijo en una ocasión al apóstol pablo: Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 2 Co 9:6