Hola que gusto compartir este tiempo. Las constantes peleas son un problema muy serio para muchas parejas… En realidad no deberíamos pelear para nada, con nadie y eso no quiere decir que no podamos estar en desacuerdo con nuestra pareja. Tampoco quiere decir que debemos reprimir nuestros sentimientos, pero pelearse es un comportamiento muy destructivo y es necesario evitarlo a toda costa. Te daremos algunos consejos al respecto

Cómo dejar de pelearse con la pareja:

1. Aprende a aceptar a tu pareja.

Si no hay aceptación, jamás terminarán las peleas. Nadie es perfecto, y aunque hay muchas cosas que se pueden mejorar, habrá muchísimas otras que necesitarás aceptar sin que te “entre la rabia”. No todos los hombres son detallistas, no todos disfrutan con “salir”, no todas las mujeres son organizadas, no a todas les interesa cocinar, etc… Acepta que tu pareja es como es (siempre y cuando no sea una tendencia malsana), y poco a poco, esas cosas que te irritaban tanto, terminarán haciéndote sonreír.

2. No menciones el pasado.

Una de las principales claves para dejar de pelearse es dejar de mencionar el pasado.  Lo que pasó ya pasó, y cuanto más lo menciones, peor será la pelea. Cuando vuelves a mencionar lo que sucedió en el pasado, también vuelves a traer todas las viejas emociones que acompañaron ese incidente.  Eso nunca será bueno.

3. Controla tu lengua.

Cuando nos enfadamos, tendemos a decir barbaridades.  Decimos cosas que hacen mucho daño y que en realidad no son ciertas.  No te permitas comportarte así.  Los insultos, las amenazas o los desprecios deben ser evitados a toda costa.  Antes de decir cosas que luego sabes que lamentarás, procura guardar silencio.  Comprobarás que la pelea durará mucho menos, y que aquello que te ha hecho tanto de rabiar, en realidad no era tan horrible.

 APLICACIÓN:

Dijo el apostol pablo en una ocasión:

«El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.» Romanos 12:9-10

Tenemos que partir del concepto de que somos un equipo. Los matrimonios somos un equipo, no somos oponentes. Cuando discutimos, tenemos que ver qué estamos juntos para resolver un problema, una dificultad. En los matrimonios no hay culpables o inocentes, ni alguien que tiene razón o alguien que no tiene razón sino que necesitamos juntos resolver.