Hola mi amiga! Ultimamente sientes que has pasado de estados de animo elevados a estados de animo totalmente opuestos?  Dejame contarte una historia que nos ayudara a entender y vivir aquellos días de la mejor manera

Los días grises repletos de nubes cargadas de lluvia son mis favoritos. Me dan la oportunidad de mirar a mi interior, y esto me permite meditar en la grandeza de Dios. Y qué decir de la llegada explosiva de la primavera, que hace brotar millones de capullos de mil colores que deleitan la vista y perfuman cada bocanada de aire.

Es entonces cuando los pétalos caídos anuncian los frutos que darán alimento a todos los seres que se nutren y gozan de la opulencia del verano. Más tarde, cuando el otoño, con su tinte ocre, hace su llegada, toda la natura se adormece, dándonos la promesa de un nuevo y pronto renacimiento.

Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha. Salmo 16:11

La vida se asemeja a las estaciones del año. El verano de la vida está adornado de risas y llantos infantiles, que son una promesa de futuro. La primavera se adorna con los encantos juveniles, y todas quisiéramos permanecer en ella eternamente, debido a la abundancia de bienes y alegrías que nos provee. Los adultos, vestidos de otoño, son serenos y productivos.

Están en la cúspide de la realización personal; caminan seguros, pues poseen un bagaje de ricas experiencias que los hace útiles para hacer madurar y crecer a las nuevas generaciones. Los que están en la etapa del invierno ven desfilar a los nuevos participantes de la carrera de la vida, ahora más tranquilos, y en paz, satisfechos por la labor cumplida, libres de toda prisa.

Querida hermana, disfruta la estación vital en la que te encuentras. No te detengas en el pasado, ni desaproveches las oportunidades del presente. Aprovecha las buenas experiencias de antaño para construir tu vida en el “aquí y ahora”.

Continúa con alegría. Todas las etapas traen consigo grandes desafíos y hermosas sorpresas que debes aprender a disfrutar. Todo tiempo es bueno para crecer, servir al prójimo y alabar a Dios. Plena de confianza y fe agradece a Dios por cada aliento, por cada día vivido, por cada año cumplido, pues constituyen las más grandes bendiciones del Señor.

APLICACIÓN:

Dijo:  “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Tenemos una hermosa promesa que debe transformarse en el aliciente diario para vivir:  Pregúntate a ti mismo, ¿Estoy preparado para los cambios que vendrán?

Muchos quieren cambios pero no se preparan, piensan que si Dios los quiere cambiar, El lo puede hacer. Claro que El lo puede hacer, pero no lo hace porque es una elección que a ti te toca y es tu responsabilidad asumirlo. El produce el querer como el hacer, esto me dice que debo  hacer algo al respecto, es decir yo tengo mi parte en el cambio. Y antes de hacer algo tenemos que prepararnos con la ayuda de Dios