Comencemos por dar lectura a texto bíblico que se encuentra en Marcos 10:25. Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. El contexto de este versículo tiene que ver  con lo difícil que es para un hombre rico, entender que la riqueza no puede comprar el cielo.

Por eso es que Jesús dijo textualmente: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Para ilustrar su aseveración, Jesús echó mano de un dicho muy popular en su época, el cual se utilizaba para indicar el grado máximo de dificultad en determinado asunto. Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que… cualquier asunto que se considere en extremo difícil. En este caso en particular, que un rico entre en el reino de Dios.

Se han sugerido varias interpretaciones para comprender este dicho popular que Jesús utilizó. Algunos dicen que tiene que ver con una puerta de la ciudad de Jerusalén que era muy estrecha y que se llamaba la puerta de la aguja, por la cual los camellos tenían mucha dificultad para atravesar. Pero no existe evidencia confiable de que Jerusalén tuviera una puerta llamada de la aguja y peor todavía que esta puerta fuera en extremo estrecha.

Otros han sugerido, lo que Usted ha escuchado. Me refiero, a que quien escribió el texto original, cometió un error al escribir “kámelon” que significa “camello”. Y que en realidad lo que debió haber escrito es “kámilon” que significa una cuerda gruesa. Pero esto no puede ser así, porque el dicho aparece en los tres evangelios sinópticos en idéntica manera. Difícil pensar que tres escritores diferentes, Mateo, Marcos y Lucas, los tres se equivoquen justo en la misma palabra.

Además, en el supuesto no consentido que la palabra correcta fuera “kámilon” una cuerda gruesa, el sentido del dicho seguiría siendo el mismo que si se hubiera utilizado la palabra “kámelon”, camello. Es difícil pasar un camello por el ojo de una aguja, como es difícil pasar una cuerda gruesa por el ojo de una aguja.

Por eso es preferible dejar el texto tal como está. Al escuchar el dicho popular que Jesús utilizó, los que le oyeron llegaron a la conclusión: Ah… entonces es imposible que un rico entre al reino de Dios. Jesús corrigió esta conclusión errada con las magistrales palabras: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.

Dios tiene el poder para quebrantar el corazón más duro de cualquier rico para hacerle entender que si quiere entrar al reino de Dios no debe confiar en sus riquezas sino en la obra perfecta de Cristo en la cruz del Calvario. Cuando alguien acumula abundante riqueza, llega a pensar que no necesita de nadie, ni siquiera de Dios.

Piensa que así como le ha sonreído la prosperidad en este mundo, también le sonreirá la prosperidad después de la muerte. Por eso se despreocupa del estado eterno de su alma y se le hace difícil comprender que la riqueza presente no garantiza felicidad eterna.