Me gustaría comenzar por indicar que entre los teólogos y los intérpretes de la Biblia no existe unanimidad en cuanto a entender lo que pasó cuando Saúl intentó comunicarse con el fallecido Samuel, por medio de las artes mágicas de la adivina de Endor. Las conclusiones se alinean básicamente en tres grupos bien definidos.

Primero, que todo fue una farsa bien montada por la adivina de Endor con la ayuda de sus cómplices, y que Saúl cayó ingenuamente en el engaño.

Segundo, que quien apareció en forma de Samuel fue el mismo Satanás o un demonio. Los adivinos no tienen poder para hacer venir al mundo de los vivos a alguien que está en el mundo de los muertos.

Tercero, que quien apareció fue en realidad Samuel por obra sobrenatural de Dios sin intervención en absoluto de la adivina de Endor. De modo que, lo que ha leído sobre este asunto, cae dentro del segundo grupo de conclusiones. El principal problema con esta forma de entender las cosas es que, si en realidad fue Satanás o un demonio. ¿Cómo pudo saber que el siguiente día Saúl y sus hijos iban a morir?

Satanás y sus demonios conocen el pasado al igual que todos nosotros, conocen también el presente, pero del futuro. Lo único que pueden conocer es lo mismo que conocemos nosotros, es decir lo que Dios ha profetizado en su palabra. Satanás y sus demonios no pueden estar seguros de lo que va a pasar mañana o la próxima semana o el próximo mes.

Puede ser que tengan sus expectativas como nosotros tenemos. Pero de ninguna manera pueden saber con absoluta certeza lo que va a acontecer el día de mañana. Ahora bien, en lo que ha leído se dice que quien apareció no pudo haber sido Samuel por cuanto la adivina de Endor dijo textualmente: He visto dioses que suben de la tierra.

El razonamiento sería que si hubiera sido Samuel quien apareció, no subiría de la tierra, sino que bajaría del cielo. Pero el problema es el significado de la frase: dioses que suben de la tierra. Esta frase significa simplemente que lo que la adivina de Endor estaba viendo era un personaje importante que, según ella, venía del mundo de los muertos.

Para el judío, el mundo de los muertos está hacia abajo, quizá porque hacia allá va el cuerpo del difunto, hacia la tierra. No es un argumento muy fuerte aquel que porque la adivina de Endor dijo que ha visto dioses que suben de la tierra. Samuel no era Samuel sino Satanás o un demonio.

Parece más lógica la conclusión que quien apareció fue verdaderamente Samuel, quien por permiso expreso de Dios y por obra expresa de Dios, no de la adivina, vino del mundo de los muertos para dar un mensaje de juicio de parte de Dios al desobediente Saúl.