Somos un matrimonio con tres hijos y mi esposa está embarazada del cuarto. Tenemos una holgada situación económica. Quisiera saber si la Biblia aprueba o condena la ligadura de trompas de Falopio, como una manera de evitar tener más hijos. Además, quisiera saber si hay algo contrario a la Biblia en los partos por cesárea.

Gracias por su consulta. La palabra de Dios no ordena con fuerza de ley, el número de hijos que debe tener una pareja. Esto significa que existe total y absoluta libertad para que, bajo la guía del Espíritu Santo, un matrimonio cristiano decida el número de hijos que van a tener siempre y cuando tanto como la esposa y el esposo estén de acuerdo con eso. En su caso personal, por lo que dice en su consulta, ya tienen tres hijos y uno más en camino.

El consejo sería que, junto con su esposo o su esposa, tomen un tiempo especial cada día para orar al Señor. Busquen su dirección para saber si, además de los cuatro que ya tienen, van a traer más hijos al mundo. Si luego de orar, los dos de mutuo acuerdo deciden que se quedan con los cuatro, no hay problema con eso, no estarán haciendo nada que sea contrario a algún principio bíblico.

Si esta es su decisión, lo más sensato será buscar asesoramiento profesional para decidir si la esposa se va a someter a una ligadura de las trompas de Falopio o tal vez el esposo se va a someter a una vasectomía.

De ambas maneras se estará evitando procrear más hijos. Otros métodos anticonceptivos legítimo y disponibles en la actualidad también pueden ser una opción válida para el control de natalidad. Ustedes dos serán los que deben decidir, pero no desechen el consejo que pueden recibir de un especialista.

De modo que, la Biblia no aprueba ni condena la ligadura de trompas de Falopio. Por tanto los esposos están en libertad de recurrir a esta manera de evitar futuros embarazos. La decisión, sin embargo, debe ser tomada bajo la dirección del Espíritu Santo. En cuanto a los partos por cesárea, la Biblia igualmente no los condena ni los aprueba. Es más bien un asunto que depende de lo que aconseje el médico ginecólogo según lo que sea más conveniente para la madre y el bebé.

Por supuesto que lo aconsejable y deseable sería un parto normal. Pero hay ocasiones cuando un parto normal pondría en serio riesgo la salud de la madre o la salud del bebé y en ese caso, un parto por cesárea puede ser lo recomendable. El hecho que un bebé nazca por cesárea no significa de ninguna manera que se haya violado la voluntad de Dios de alguna forma.