Hay dos cosas aquí que debemos dejar muy en claro. La primera: La salvación es por gracia por medio de la fe, aparte totalmente de las obras.

Observe lo que dice Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Allí lo tiene, la salvación es un regalo inmerecido que Dios otorga a todo aquel que deposita su fe en la persona de Jesucristo. Él murió en lugar del pecador y resucitó de entre los muertos.

La salvación es toda de Dios. El hombre solamente tiene que recibir lo que Dios le está ofreciendo. Ningún hombre jamás, ni el pasado ni el futuro, se salvará por medio de las obras. En consecuencia, ninguna persona llegará a ser salva por asistir a una iglesia. Aun cuando sea evangélica, o por leer la Biblia de Génesis a Apocalipsis, las veces que sean, o por orar horas de horas cada día, o por vivir una vida de integridad moral.

Estas son obras, buenas obras, pero no alcanzan para poder comprar con ellas la salvación. La segunda cosa que debe quedar claro, es que la salvación inevitablemente se manifiesta en buenas obras.

Esto es lo que se aprecia en Efesios 2:10 donde dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Juntando estas dos cosas importantes, podemos concluir que no somos salvos por buenas obras, sino que somos salvos para buenas obras.

Por esto una persona genuinamente salva, se congregará en una iglesia local bíblica y Cristo céntrica, leerá la Biblia lo más que pueda. Orará con devoción y dedicación y hará todo lo posible para vivir conforme a lo que dice Dios en su palabra.

Pero cuando una persona dice que ha recibido a Cristo como su Salvador, y no está haciendo las buenas obras que todo genuinamente salvo debe hacer. Entonces deja mucha duda en cuanto a la sinceridad de su decisión de recibir a Cristo como Salvador.

Por supuesto que solamente Dios puede saber con absoluta certeza quien es salvo y quien no. Pero desde el punto de vista humano, cuando no se ven las buenas obras en una persona que dice que es salva se crea una gran incógnita acerca de si en verdad esa persona es salva o no.