¿Por qué es que en determinada iglesia, las mujeres, en cumplimiento de lo que ellas entienden de 1 Timoteo 2:9, tienen códigos de vestimenta característico, es decir se visten con ropa decorosa, con pudor y modestia, jamás se peinan ostentosamente adornándose con joyas y no usan vestidos costosos, sin embargo esas mismas mujeres, irrespetan lo que dice 1 Timoteo 2:12 cuando habla de que la mujer debe estar en silencio en las reuniones de la iglesia local?

Bueno, es evidente la falta de consistencia en la conducta de las mujeres en la iglesia local a la cual hace referencia en su consulta. 1Timoteo 2:9 dice: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” Este texto bíblico no está condenando el uso de joyas por parte de la mujer.

El texto tiene que ver con algunas prácticas que estaban causando distracción en las reuniones de la iglesia local. En el primer siglo, algunas mujeres solían entretejer oro, perlas y otras joyas en sus muy elaborados. Peinados para atraer la atención hacia ellas mismas, bien sea hacia su poder económico o su belleza. Lo mismo pasaba con las mujeres que usaban códigos de vestimenta costosos.

Como resultado de esto, la congregación no se estaba fijando en Cristo sino en lo extravagante de un peinado o en lo costoso de un vestido. Esto inclusive estaba despertando la envidia de las mujeres pobres.

Pablo condena esta práctica y exhorta a lo que tenemos en 1 Timoteo 2:10 donde dice: “sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” Acto seguido, Pablo pasa a detallar una de las buenas obras que las mujeres deberían manifestar, como parte de su atavío interno. Tiene que ver con la sumisión de la mujer al varón en la iglesia local.

Ponga atención a lo que dice 1 Timoteo 2:11-12 “La mujer aprenda en silencio con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” Comentando sobre este pasaje bíblico. Charles Ryrie afirma lo siguiente en su Biblia de Estudio: Las mujeres no están llamadas a asumir el oficio de maestro en la iglesia. Pueden enseñar en tanto que no usurpen el lugar de liderato y autoridad de los hombres en la iglesia.

Hasta aquí lo que dice este autor. Por eso es que Pablo ordena que la en la iglesia local la mujer debe aprender en silencio, con toda sujeción. Es digno de encomio que las mujeres se atavíen externamente siguiendo el principio de 1 Timoteo 2:9. Pero sin descuidar las buenas obras, lo cual es el atavío interno de toda mujer espiritualmente madura.

El atavío interno tiene que ver con una disposición voluntaria a someterse al varón en la iglesia local. Parte de lo cual implica que aprendan en silencio con toda sujeción. No se puede cumplir con lo uno e incumplir con lo otro.