En Mateo 5:45 se dice que Dios hace llover sobre justos e injustos, pero en 2 Crónicas 6:26 habla de que Dios puede hacer cerrar los cielos para que no haya lluvia para castigar a los
injustos. ¿Cómo se explica?

Leamos Mateo 5:45, pero para tomar el contexto, leamos desde el versículo 43 hasta el 46. Dice así: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” Esta es la magistral enseñanza de Jesús sobre el amor. Así como Dios ama a todos, sin distinción de personas, aún a sus enemigos, los que somos sus hijos debemos imitar
esa forma de amar, porque los hijos imitan a sus padres. Pero además de esto, podemos ver que el verdadero amor, el amor de Dios, se manifiesta en obras que benefician al objeto del amor. Dios es amor y ese amor se manifiesta en beneficios para las personas amadas.

Por amor, Dios hace salir el sol sobre buenos y malos. Sin el sol, no habría vida en la tierra. Tanto los buenos como los malos disfrutan de este favor de Dios. Por amor, Dios hace llover sobre justos e injustos. Sin lluvia, la gente se moriría de hambre por falta de producción agrícola. Es la manifestación de su amor sin distinción de personas.

Esto es lo que este pasaje bíblico enseña. Pero ahora vamos a leer el otro texto citado en la consulta. Se encuentra en 2 Crónicas 6:26, pero para tomar en cuenta el contexto, permítame leer desde el versículo 24 hasta el versículo 27. Dice así: “Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.

Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo.” Este pasaje bíblico es parte de la oración de Salomón con ocasión de la dedicación del fastuoso templo de Jerusalén. En lo pertinente a la consulta, Salomón está hablando en cuanto a diversas formas de disciplina que Dios administra a su pueblo cuando peca. Dios puede cerrar los cielos para que no haya lluvia sobre determinada región del planeta como una medida de disciplina para su pueblo. Sin embargo, si su pueblo reconoce
su pecado, lo confiesa a Dios y se aparta del mismo, Dios está dispuesto a levantar cualquier medida de disciplina que haya administrado.

Así

que, Dios hace llover sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Su amor es sin acepción de personas. Pero este mismo Dios tiene poder para no hacer llover sobre aquellos que necesitan ser disciplinados. No para acabar con ellos, sino para ayudarles a volver a encontrar el camino correcto.