Como seguramente sabe, el poder del Espíritu Santo ha estado a su disposición desde el mismo día que recibió a Cristo como su Salvador. Dios jamás tuvo la idea de que sus siervos le sirvan en sus propias fuerzas. ¿Por qué entonces no veo el poder del Espíritu Santo ni en mi vida ni en mi servicio al Señor? Bueno, no es culpa de Dios Padre, ni del Hijo el Señor Jesucristo, ni del Espíritu Santo, porque como ha quedado establecido, el Espíritu Santo y todo su poder ha estado a disposición del creyente desde el momento mismo que recibió a Cristo como Salvador. La culpa es del mismo creyente. El poder del Espíritu Santo se manifestará cuando el creyente confíe absolutamente en la obra perfecta de Cristo, como la única base de su aceptación ante Dios. El poder del Espíritu Santo se manifestará también cuando el creyente saque todo pecado conocido de su vida. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” Es imposible que el Espíritu Santo manifieste su poder a través de un creyente que tolera pecado en su vida. Para que se manifieste el poder del Espíritu Santo en nuestro servicio al Señor, también es necesario que nos rindamos absolutamente a Dios para que nos use conforme a su voluntad. Rendirse a Dios significa ceder el control de toda nuestra vida a Dios. Es una decisión constante de decir: No a todo aquello que no provenga de Dios, y Sí, a todo lo que provenga de Dios. Rendirse a Dios es negarse a uno mismo para que Dios haga con uno lo que él quiera. Es poner los intereses de Dios y de su reino por encima de nuestros propios intereses. Para ver el poder del Espíritu Santo también es necesario fomentar la comunión personal con Dios a través de su palabra y la oración. La palabra de Dios es el alimento espiritual que nos fortalece espiritualmente. La oración es respuesta lógica de un corazón centrado en la palabra de Dios. La comunión personal con Dios nos ayudará a discernir su voluntad y de esa manera hacer lo que él quiere, de la manera que él quiere, y en el momento que él quiere. Si no se cultiva el hábito de un momento a solas con Dios para alimentarse de su palabra, y para orar será muy difícil que veamos el poder del Espíritu Santo en nuestro servicio al Señor. El poder del Espíritu Santo tampoco se manifestará en una vida que no obedece lo que Dios dice en su palabra, la Biblia. La vida cristiana no consiste sólo en no hacer lo que es malo, sino también en hacer lo que es bueno. Santiago 4:17 dice: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Allí lo tiene. Cuando uno mira todas estas cosas que abren la llave del poder del Espíritu Santo en la vida de un creyente, es inevitable reconocer que se trata de la llenura del Espíritu Santo. Si un creyente no está lleno del Espíritu Santo no tendrá oportunidad de servir al Señor en el poder del Espíritu Santo. De modo que, para ponerlo en una forma muy simple, si Usted quiere servir al Señor en el poder del Espíritu Santo, lo único que tiene que hacer es ser lleno del Espíritu Santo.