Para responder su consulta me gustaría citar el texto en 2 Pedro 1:19 donde dice: “Tenemos también la palabra profética más segura a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.» En esencia lo que Pedro está diciendo es: Miren creyentes, ustedes tienen la Biblia en sus manos, ésa es la palabra profética más segura. No anden por tanto por aquí y por allá buscando revelaciones en sueños o visiones. Aún el profeta Jeremías quien vivió en una época en la cual ciertamente Dios se estaba comunicando a veces por medio de sueños, dijo que los sueños eran como la paja cuando se compara con la profecía que era como el trigo. Jeremías 23:28 dice: «El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Dice Jehová.» Que triste es constatar hoy en día personas que siguen el consejo de sus sueños y desprecian la palabra de Dios, aun cuando lo que sus sueños aconsejan es algo contrario a lo que la palabra de Dios enseña. Estas personas prefieren la paja y desprecian el trigo. La evidencia bíblica no apoya la idea que Dios se está comunicando por medio de sueños hoy en día. Lo dicho, no nos libera de hallar una explicación acerca de las experiencias de sueños y visiones que algunas personas han tenido. Juan Wesley escribió sobre esto hace mucho tiempo en estos términos: “No os apresuréis a atribuir cosas a Dios. No asumáis que sueños, voces, impresiones, visiones son revelaciones de Dios. Pueden ser de él, pueden ser naturales, o pueden ser del diablo. Por tanto, no creáis a todo espíritu, antes probad los espíritus si son de Dios.” Hasta aquí la cita de Juan Wesley. Respetando este criterio, a mí me parece que el terreno seguro siempre será aquel determinado por la palabra de Dios. La gente puede experimentar sueños, puede imaginar que ha tenido visiones, puede pensar que ha oído voces, pero una cosa es real, estos sueños, visiones, o voces son solo el reflejo de nuestros anhelos, de nuestros temores, de nuestras dudas, de nuestras frustraciones, de forma que es riesgoso soñar algo, o ver algo o escuchar algo y concluir que aquello es la voluntad de Dios sobre determinado asunto. Los sentidos a veces pueden desviarnos de la sincera fidelidad a Dios. Pero la palabra de Dios nunca nos va a desviar de la sincera fidelidad a Dios. Todo lo que tenemos que hacer para conocer la voluntad de Dios sobre determinado asunto es conocer la palabra de Dios. Me causa tristeza ver cantidad de creyentes que viven preocupados por no saber la voluntad de Dios para sus vidas. No pocas veces me han confesado: No te imaginas cuanto daría por conocer la voluntad de Dios para mi vida. Cuando yo les pregunto si están leyendo y estudiando la Biblia, me contestan que no. Esta es justamente la razón por la cual no conocen la voluntad de Dios para sus vidas. Como humanos, nos gusta el camino más fácil, la ley del menor esfuerzo. Qué fácil conocer la voluntad de Dios para nuestra vida acostándonos a dormir para esperar un sueño de Dios o una visión celestial, porque así nos ahorramos el trabajo de escudriñar la Biblia. Pero no prefiera la paja desechando el trigo.