“Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación, todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aun antes de que exista uno solo de ellos.” Salmos 139:16

¿Qué tienen en común Cristiano Ronaldo, Andrea Bocelli, Juan Pablo Segundo, Steve Jobs y Roberto Gómez Bolaños? Que todos son testimonios de vida. Dijo Ronaldo: “Mi madre me quería abortar, pero su médico le dijo: ‘De ninguna manera. Usted tiene sólo treinta años y no tiene ninguna razón física para no tenerlo’.

Andrea Bocellii dijo: ‘Una joven fue hospitalizada por apendicitis y los médicos recomendaron abortar al niño. La valiente joven decidió que no y el niño nació. Esa mujer era mi madre y ese niño, yo’.

La madre de Karol Wojtyla se encontraba enferma, por lo que su embarazo agravaba su salud. Los médicos le recomendaron abortar, pero Emilia Kaczorowska se negó rotundamente. Fue la madre de Juan Pablo Segundo y su hijo se convertiría en Papa y acabaría con el comunismo.

‘Yo quería conocer a mi madre biológica, principalmente para saber si estaba bien y para darle las gracias porque yo no había terminado en un aborto. Decidió darme en adopción y pude vivir’, dijo Steve Jobs. ‘Cuando estaba en el vientre de mi madre ella sufrió un accidente que la tuvo al borde de la muerte y el médico le aconsejó que abortara, pero ella le contestó “¿Abortar yo? ¡Jamás!” Gracias a su decisión yo hoy estoy aquí’, dijo “El Chavo del 8”.

No puedo creer cómo nuestra generación autodenominada y evolucionada argumente esta retrógrada idea de asesinar bebés en el vientre materno. Más aún, que esta opción se debata en foros gubernamentales, médicos, sicológicos y parlamentarios.

El antiguo culto al dios Moloc, que abría sus grandes fauces de piedra con fuego adentro, para recibir en ofrenda a niños aterrorizados, se sigue practicando hoy en día en pro de “los derechos de la mujer” sobre sí misma. Ridículo.

Cierta mujer fue a un doctor con un niño de un año y un embarazo de tres meses. “Doctor, ayúdeme. Debo interrumpir este embarazo. No estoy en condiciones de criar dos hijos”. “Muy bien”, le dijo el doctor. “Pero mejor matemos al niño que tiene en sus brazos.

De esa manera usted se queda igual con un solo hijo, es más económico y no hay riesgos para su salud”. “¡Usted está loco! ¿Me está pidiendo que asesine a mi hijo?” “Señora, es exactamente lo mismo que usted piensa hacer con el aborto”.

Pensamiento del día:

¿Cómo puede alguien a quien se le respetó el derecho a vivir, negarle ese derecho a otro?