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La Biblia revela la cruda realidad de un enemigo de Dios y del hombre, su criatura, que acosa con intenciones de robar, matar y destruir día y noche. En la historia del pueblo de Israel encontramos un claro ejemplo de las estrategias que Satanás usa para detener el avance del pueblo de Dios. Israel acampaba en el valle, ignorando que en las montañas se debatían las fuerzas del bien y del mal. Un perverso rey de Madián de nombre Balac, contrató a sueldo a un adivino para que profiera maldiciones contra Israel. Este adivino de nombre Balaam, respetaba a Jehová. En lugar de maldecir bendijo al pueblo, aunque después, él mismo se pervirtió por dinero y aconsejó a este siniestro rey a que sea de mala influencia a los israelitas. Pero la verdad que hoy quiero dejarte en tono de advertencia es que si Satanás no logra entrarte por un lado lo hará por el otro. Es entonces cuando el ataque que no funcionó desde afuera funcionó desde adentro. Los vecinos madianitas, siguiendo el consejo de Balaam, pervirtieron al pueblo de Dios con uniones inmorales de estos con sus mujeres. Así, mientras Dios los defendía desde arriba, en las montañas, ellos se pervertían desde abajo. Hubo cinco actores de esta nefasta historia: Satanás, siempre atacando. El rey Balac, con odio hacia los hijos de Dios. Balaam, el profeta religioso que se pervirtió por lucro. El pueblo de Dios, confiado en el cuidado de su Dios, pero al mismo tiempo descuidado del ataque enemigo, y Dios protegiendo, advirtiendo y disciplinando con amor.

Dijo el apóstol Pedro saltando las edades: “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo anda alrededor de vosotros como león rugiente, buscando a quién devorar”. En Ecuador saben decir: “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.” Amigo, no te confíes, no bajes la guardia. Este archienemigo no se toma feriados, no se distrae, no duerme, no se cansa, desea tu ruina, te odia. Él es un fracasado y sabe que le espera la condenación eterna y quiere que tú fracases junto con él llevándote al infierno. Dios te defiende. Dios te ama. Dios te advierte, pero sabe que siempre, siempre, la palabra final la tienes tú.

Pensamiento del día: Por lo tanto, toma toda la armadura de Dios para que puedas resistir el ataque del diablo. (Pablo)