No merecemos tanto amor, no somos dignos, pero no es cuestión de lo que somos sino de quién es Él. Dios es Amor, es su naturaleza, es esencia. Es verdad no merecemos este trato de su parte después de haber hecho tanto mal, pero Él nos visita cada mañana con un amanecer; nos alimenta, nos da abrigo y fortaleza. Prueba nuestra vida, si seremos capaces de corresponder tal amor, si seremos fieles y le honremos por todo lo que hace y es. Dios no puede dejar de ser lo que es.

Quiero desafiarte a que aceptes el amor de Dios, no te mires por un momento, no trates de buscar una razón lógica de por qué Dios debería amarte, sino simplemente recibas ese amor inmutable, incondicional; déjame dejártelo bien en claro: “no hemos hecho nada para merecer este amor, pero es así, Él nos ama”. Así que sólo disfrútalo y tómate tiempo para estar en su presencia y contemplar todo lo que hace por ti.

¿Reconoces su amor en tu vida?
¿Cuál fue el último detalle de amor que recibiste de Él? Compártelo.
No te mires a ti mismo, no es necesario, mira a Dios.