“Y todos éstos… no recibieron lo prometido en esta vida, pero Dios les proveyó de algo muchísimo mejor, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” Hebreos 11:39

Si Tienes alguna duda en continuar o comenzar a dedicar tu vida a Dios, seguirle, servirle, honrarle, argumentando que no estás seguro si vale la pena, si será que en verdad Él premia, si tiene algún sentido esto de ser cristiano, pregúntale a algunos personajes de la Biblia que se jugaron y vieron hechas realidad en sus propias experiencias de vida tales promesas.

Por ejemplo, pregúntale a Abraham, quien subió al monte Moriah con su hijo Isaac y descendieron juntos alabando a Dios. O pregúntale a Noé, quien flotó con su barco durante un año mientras una oleada de cadáveres pasaba ante su vista como ícono de desobediencia.

O Moisés, quien se atrevió a enfrentar al Faraón y le venció, sin usar ni una sola arma, solo su bastón. O a Elías, quién creyó que el fuego viene de Dios y que no lo iba a defraudar.

Pasemos al Nuevo testamento y preguntémosle a Pedro, quien concluyó que la fe y la obediencia eran los pasos en la tormenta de Galilea. O a Nicodemo, quien con su poca fe y su débil conocimiento vino a Jesús por la noche y se retiró siendo una nueva criatura.

A los sabios del Oriente, que hicieron un largo viaje y se postraron, adoraron, entregaron sus regalos y quedaron para siempre plasmados en las páginas del relato bíblico. O a los pastores, quienes escucharon y dejaron sus ovejas para ver al Salvador.

¿Es seguro confiar en Dios?… Sí. Él es el único digno de confianza. Él recompensó al paralítico que vino por sanidad al perdonarle su pecado, alimentó con pan a la hambrienta multitud que vino a Él. Le dio la vista al ciego que lo llamó por misericordia.

Limpió a nueve leprosos mal agradecidos, le dio la salvación a un hombre pequeño subido a un sicómoro, discipuló a un hombre que vio debajo de una higuera, le dio el Paraíso a un solo pecador que colgaba de una cruz. “Yo honro a los que me honran.” Dijo Él.

La respuesta que le demos a esa declaración marcará el destino final de nuestras vidas.

Pensamiento del día:

Solo los que han aprendido a desconfiar de sí mismos serán los que se dispongan a confiar en Dios.