Cuando Hernán Cortés desembarcó en las costas americanas para dirigirse al corazón del imperio Azteca, bajó los enseres y cosas de mayor valor del barco. Seguidamente ordenó quemar las naves. Ya no había posibilidad de retirada. Su tropa tenía que concentrar todas sus capacidades y energía en marchar hacia adelante y, así, alcanzar el triunfo en la empresa. De tal manera se aplicaron  a la tarea que alcanzaron el éxito. Creo que hoy en día existe cierto facilismo cómodo que seduce al hombre y a la mujer a buscar atajos más fáciles para emprender la retirada de los proyectos que emprenden. Así, optan  por ejemplo, por el divorcio como senda a escoger cuando las cosas se ponen difíciles sin tener en cuenta el daño de por vida que imprimen a sus tiernos hijos, espectadores silenciosos e indefensos de semejante tragedia. También, podemos mencionar los paros y huelgas que los trabajadores realizan a sus patrones para ejercer presión en sus reclamos, muchas veces justos, otras veces injustos. El sendero de la negociación mediática cada vez es menos considerado. Si vas a desistir ante las dificultades en cada empresa o proyecto de vida que inicies nunca conquistarás nada. Muchas veces necesitamos quemar las naves para no retroceder y avanzar cueste lo que cueste sin claudicar. Buscar consejos, considerar opciones, esperar cambios. Así fue también la experiencia del pueblo de Israel en el desierto cuando cruzaron el mar Rojo o el río Jordán, no hubo opción para volver. En ambos casos tanto el  mar como el río volvieron a su cauce normal y no hubo posibilidad de arrepentirse y regresar  a Egipto cuando vieron los ejércitos enemigos. ¿Sabes?, Dios nunca te promete un paraíso en esta tierra, sólo allá en el cielo. Entonces debemos aferrarnos por fe a sus desafíos y avanzar. Alguien dijo que la fe es como cruzar un puente y dinamitarlo, no hay vuelta atrás. Cuando te encuentres ante obstáculos en tu matrimonio, familia, trabajo, Etc. sabe que de la mano de tu Dios siempre podrás seguir adelante.

Pensamiento del día: Alguien dijo que la fe es como cruzar un puente y dinamitarlo, no hay vuelta atrás.