Las diferentes experiencias de vida que tiene que enfrentar cada ser humano en este mundo de alguna manera le relaciona con otros “submundos”.

Son otros mundos, son otras vidas, son vidas paralelas. Se relacionan entre ellos, se comprenden. Así podemos mencionar a los solos, los enfermos crónicos o los hospitalizados, los adictos, los presos, los discapacitados, etc.

Me olvidé del resto, los ¿normales?.. Transitar por la vida con una mirada perceptiva y atenta me comunica con este tipo de personas. ¿Los has visto? Deberíamos verlos, porque están a nuestro lado, pero pasamos muchas veces impertérritos, impermeables.

Están ahí, llamando, mendigando migajas de afecto, comprensión y ternura. Jesús los vio. Vio a un paralítico entre muchos enfermos.

Vio a una mujer devastada en medio de una multitud que la oprimía. Vio a un endemoniado en medio de la ciudad de Gadara. Nuestras “cosas” nos enfrascan e impermeabilizan. Nos hacen inmunes al dolor ajeno.

Nos justificamos argumentando: “Y ¿quién se ocupa de mis propios dolores? Bastante tengo con mis problemas como para amargarme por los problemas ajenos”… ¿Lo ves? ¿Te identificaste con esta reflexión?… Yo sí. No te voy a mentir.

Es que se nos ha instalado como un paradigma en la concepción misma de nuestro ser. Esta sociedad cruel y despiadada nos obliga a pensar así, pero si persistimos en esta filosofía de vida en pro mi propio bienestar y autodefensa nunca conseguiremos la paz y la tan ansiada estabilidad.

Pensamos que, avanzando así por la vida, llegaremos a la conquista de ideales, pero estamos en el camino equivocado. Sólo invirtiendo en los demás ganamos.

Sólo preocupándonos en el otro sabemos que mañana alguien se ocupará de mí. Sólo dando recibiremos y acompañando seremos acompañados.

Si te encierras en tus asuntos nadie podrá acudir en tu ayuda porque la voz del encerrado es un grito sordo. Sal de tu mundo.

Eso te hará rico, libre, grande, fuerte. Porque habrás aprendido a hablar en el mayor de los idiomas: El amor.

Frase del día:

“No te quejes. Si vives encerrado nunca recibirás visitas”.