Tullian Tchividjian, en su libro One way Love, dice: “A menudo parece que la buena Noticia de la gracia de Dios ha sido trágicamente secuestrada por un moralismo religioso opresivo que tiene que ver con normas, reglas y más reglas.

Hacer más, esforzarse más, ayudarse uno mismo, ser cada vez más capaces y mejorar, mejorar, mejorar nosotros, nuestros hijos, nuestros conyugues, nuestros amigos, nuestros enemigos, nuestra cultura, nuestro mundo. El cristianismo se percibe como un vehículo para la buena conducta _y una vida pura y los juicios que se derivan de ellos_ más que como el único recurso para aquellos que han fracasado una y otra vez.

Así entendían a Dios los antiguos. Cuando Jesús intentaba mostrar amor, perdón y gracia, los religiosos de ese entonces salían al cruce con leyes, reglas y costumbres.

El Evangelio es libertad y no opresión. Cristo ya hizo el sacrifico completo por los pecados de toda la humanidad y no necesita de nuestras “ayuditas”. Sin embargo, hay otro tipo de sacrificios (así lo llama la Biblia) que surgen de los corazones agradecidos por Su entrega completa.

No son sacrificios físicos ni materiales, sino sacrificios “Espirituales”. Por ellos, alabamos, ofrendamos, adoramos, agradecemos y ponemos nuestro cuerpo y nuestros dones al servicio del reino de Dios. Las acciones justas parten de un corazón que ha experimentado la Gracia.

La obediencia a Su Palabra es el resultado de una relación de amor y de fe en la persona del mismo Señor. Esta verdad nos hace libres y también responsables.

Ser cristianos no es una vía para hacer buenas obras, sino que resulta en hacer el bien, simplemente por la Gracia de Dios en nuestra vida. La obra de la cruz provoca un cambio en nuestra manera de relacionarnos con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Esta rara combinación de Gracia y sacrificio solamente encuentra sentido en esa.

Cruz en donde por fe, recibe libertad todo aquel que cree.

Pensamiento del día:

La moralidad solo te mantendrá fuera de la cárcel, pero la obra de Jesús en la cruz puede mantenerte fuera del infierno.