Si existiera una máquina para volver al pasado ¿qué cambiarías de tu historia? Seguramente ya aparecieron en tu mente las respuestas y están asociadas a cosas desagradables, errores o malas decisiones, ¿no es así? Bueno, lamento decirte que esa máquina no existe y no existirá, por lo tanto, te queda este presente que estás viviendo y un futuro que es incierto, pero en el que ciertamente podemos intervenir de algún modo. Tomando en cuenta tu historia, Dios quiere que trabajes en tu presente y en tu proyección.  Ahora bien, una de las trabas más comunes es la incertidumbre y la duda. Es cotidiano escuchar personas con un gran potencial, (todos lo tenemos) pero confundidas y desorientadas hacia dónde deben dirigir ese proyecto de vida.

Falta de voluntad, falta de confianza y una mirada fatalista de la vida pueden frenar ese desarrollo y dejarte lejos de lo que Dios ha diseñado para ti y para todos los seres humanos. Cuando desconocemos ese Plan divino, la vida se torna en un laberinto en el que buscamos salidas perdiéndonos en nuestros fallidos intentos por encontrarla. Pero enfocarnos en nosotros mismos no nos guiará hacia lo seguro, sino que nos hará rebotar al modo de espejos de un lado a otro. Abundan hoy los libros y las revistas de “Autoayuda” y no son malas en sí, por supuesto que hay buenos consejos para la vida; pero proyectarse hacia adelante incluye primeramente encontrar a Dios en esa dirección. De lo contrario podrás ser una persona autorrealizada pero lejos del diseño perfecto que tiene alcance hasta la eternidad. Dios puede y quiere revelar constantemente Su Plan y si permites una relación y desarrollas comunión con Él podrás vivir en ese sentido. No decepciona ni traza caminos equivocados. Puedes emprender el viaje de la vida aprendiendo de tu pasado y encontrando nuevos sentidos en tu futuro por medio de Su conocimiento.

Quien tiene algo por qué vivir es capaz de soportar cualquier pregunta de su pasado. Víctor Frankl