Hacer un juramento en la antigüedad implicaba poner a Dios como testigo y esto conllevaba que si no se cumplía con lo pactado Dios iba a ser juez y dar el castigo al que fallaba. No era algo sin importancia ya que el Nombre de Dios estaba en juego y no se podía tomar en vano. Vemos en la Biblia que la mortandad vino al pueblo justamente porque algunos faltaron a su palabra dada en juramento o como en el caso de Saúl que mató a los Gabaonitas siendo que Josué cientos de años antes les había prometido protección.

Salomón dijo que NO hagamos pactos apresurados ni que prometamos nada si no pensamos cumplir porque Dios nos demandará de eso. Así que si pensamos en dos aplicaciones para esto creo que podemos decir que:

1- No prometas ni jures porque Dios es testigo de eso.

2- si ya prometiste, libérate de tu promesa lo antes posible o cúmplela a cualquier costo porque el Nombre de Dios no puede ser tomado en vano. Acércate a Dios hoy y habla sobre esto con Él, tómate un café.

¿Tienes la costumbre de jurar o prometer cosas en el Nombre de Dios? ¿Cumples tus promesas?