Se cuenta que cierta vez, en el antiguo imperio chino se suscitó una insurrección.

Un grupo opositor y rebelde armó su propio ejército en contra del emperador y atentaban con destruirlo. Cuando llega la noticia, él decide ir a enfrentarse.

Dispone sus tropas, convoca a sus mejores soldados y los anima diciéndoles que irían a destruir al enemigo. Pronto llegan al campamento y el emperador comienza a tratar afablemente a sus opositores. Estos se doblegan ante este gesto de perdón y vuelven a ponerse bajo su autoridad.

Todos los soldados esperaban el momento en que se diera la orden para ejecutar a aquellos que se habían sublevado, pero ante dicha actitud, el primer ministro se enoja y critica la postura amable del emperador diciéndole: ¿De esta manera cumple su majestad la promesa de destruir a los enemigos? A lo que el emperador responde: _ “Prometí destruir a los enemigos y ya veis que ahora no tengo enemigos sino amigos.

Cumplí mi promesa” _
Los seres humanos pasamos rápidamente del amor al odio. Basta ver una relación de pareja para darnos cuenta. Aquellos que se juraban amor eterno y amor por siempre pueden distanciarse y odiarse luego de una traición. Las amistades y las enemistades son parte de las relaciones humanas.

Hacer amigos es una construcción de encuentros, comunicación e intimidad, pero ganarse enemigos implica todo lo contrario y nos cuesta amar y perdonar a los que se nos oponen y lastiman. Sin embargo, Jesús ha dejado promesa y dirección para estos tragos amargos de la vida. Amar y perdonar son las únicas vías posibles para ganar la paz entre las relaciones dañadas.

Muchas veces no implica volver a reunirse, pero siempre implica dejar de estar unidos por el odio. Liberar ataduras de enemistad es una decisión superadora y posible. Dios mismo dejó su ejemplo. Dice la Biblia que Él nos reconcilió a través de la cruz de Cristo perdonando así nuestros pecados.

Él ya extendió su mano, ahora depende de ti.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Hay un proverbio árabe que reza así: «Al cuello, lo dobla la espada; pero al corazón, únicamente lo dobla otro corazón.» El Amor es irresistible.