Si te pido que cierres tus ojos y abras el cofre de tus recuerdos para traer a la memoria los momentos más gratos de tu vida… ¿Qué escenas vendrían a tu mente?… Tal vez el día de tu graduación. Tantos años de sacrificio… ¡Pero lo lograste! O el de tu boda. La mujer o el hombre de tus sueños. ¡Qué magnífica fiesta! O tu primer hijo.

Pensabas que no ibas a llorar cuando llegara y lo hiciste a la par de tu recién nacido. Quizás el día que firmaste la escritura. ¡Casa propia! ¡Lo logré papá, lo logré!!!

Si el gran Rey de Israel: David, se ponía a recordar el día más alegre para él, tendría tantos o más que nosotros, ¿verdad? El día que fue sacado del anonimato pastoril y ungido como futuro rey por Samuel, ante la atónita mirada de padre y hermanos.

La derrota de Goliat y los piropos de las adolescentes del imperio. O cuando los propios ancianos del pueblo lo vinieron a buscar al desierto, para hacerlo rey porque Saúl había muerto. Tantas victorias, tantas fronteras conquistadas, tantas hazañas… Pero escuchemos de sus propios labios cuál fue ese día en el que se sintió más dichoso que cualquier otro mortal en la tierra: “Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad.” Salmo 32:2.

Quizás ni se te había cruzado por tu mente ese recuerdo. ¿No será que no existe en tu memoria? ¿Puedes recordar el día en que Dios perdonó toda tu maldad?.. “Pablo: Eso es imposible. Todos pecamos en algo, y Dios lo sabe”. Sí, pero la buena noticia es que Dios, aún sabiéndolo, ¡YA TE PERDONÓ EN CRISTO!!! Hace exactamente 2018 años fuiste perdonado porque Él pagó tu deuda, solo debes aceptarlo por la fe, arrepentirte de haber desestimado tanto amor e ir corriendo a Sus pies para recibir ese regalo.

Entonces, ese día, pasará a ser el día más importante de tu historia. Todos los demás momentos gratos se opacan ante el resplandor de su amor derramado. David tuvo muchos triunfos, pero nada se comparaba con el triunfo del amor de Dios al perdonarlo.

Pensamiento del día:

Que Dios haya olvidado mis pecados, es mi mejor recuerdo.