El gran error de Eva al ser tentada por Satanás en aquel paraíso perdido del Edén, fue confundir la verdad declarada por Dios tocante al peligro de desobedecer la prohibición de comer del árbol del conocimiento del bien, “porque el día que de él comiereis”, dijo Dios, “ciertamente morirás”.

El hecho es que comió ¡y no murió!!! Bueno, eso es lo que ella pensó. ¡Pero estaba rotundamente equivocada! Imaginemos la escena. “Mira Eva, yo un día comí de este árbol ¡y no morí! Aquí estoy, vivita y coleando como la serpiente más sana del jardín… ¡Haz tú también la prueba!”… “Adán, Adán, no sabes lo que me acaba de suceder. ¿Recuerdas lo que nos dijo Dios de no comer del árbol, de lo contrario moriríamos?… Pues mira, está en mis manos la fruta prohibida que estoy comiendo, ¡y nada me ha sucedido! Come, tú también”.

Tanto Adán como Eva, ignoraban que en aquel mismo día comenzó su muerte. Creían que se iniciaban en una nueva experiencia de vida, al mismo tiempo que iniciaban su debacle espiritual, el ocaso de su existencia, el lento pero efectivo proceso de su muerte.

La historia se repite vez tras vez también hoy en día. “¡Bebe!, no pasa nada”. “¡Fuma!, todos lo hacen”. ¡Vive tu sexualidad como se antoje, con quien quieras y cuántas veces lo desees! Tienes derecho a hacer con tu cuerpo lo que quieras”. “¡Cree en Dios a tu manera!, y si no quieres creer, pues simplemente exige que te respeten y no creas. O, cree en lo que se te antoje.

La cosa es creer en algo”…. Y la lista continúa y continúa con ejemplos que evidencian el razonamiento que gobierna las mentes de los seres humanos de hoy en día, argumentando que, hagas lo que hagas, todo sigue igual, nada sucedió y nada va a suceder. ¿Lo puedes ver?… Caminan cegados por el mismo engañador y por el mismo engaño hacia un final de caos y de muerte eterna, en eterna separación del mismo Dios Quien les dio la vida. ¡Cuidado! Tarde te darás cuenta que estabas comiendo de la dulce fruta de tu misma muerte.

Pensamiento del día:

Vivir sin Dios es morir, morir con Dios es vivir.