Las exigencias cotidianas ponen a cualquier persona en medio de demandas y exigencias por parte de aquellos que lo rodean.

Si tienes una familia, hijos, pareja o si estás solo, mucho más difícil aún. Más de una vez, el tiempo no te alcanza para cumplir con todas las obligaciones que la agenda te impone, y si queda un “tiempito Libre” basta girar tu cabeza para darte cuenta que hay más cosas para hacer.

Estar solo parece una utopía. El relato de Lucas capítulo 4 nos presenta a un Jesús con quien podemos identificarnos. Estaba cansado, exigido, demandado y con la enorme necesidad personal de estar un tiempo a solas, tranquilo y en silencio.

Él era el Hijo de Dios y hasta podría haberse hecho invisible si la idea era desaparecer por unas horas. Sin embargo, sujetó su divinidad a lo humano para que tú y yo podamos encontrar en Él comprensión y cercanía.

Tus momentos a solas son importantes y necesarios. Tienes derecho a disfrutar de la intimidad contigo mismo, con Dios y con la naturaleza.

Encontrar esos espacios implica creatividad, pero también que registres primero la importancia que esto conlleva. No somos súper poderosos ni máquinas. Poner límites a las demandas quizá te enfrente con la decisión de saber delegar algunas responsabilidades u ordenar tus prioridades de manera diferente a como lo has estado haciendo hasta ahora. Algunos llegan a colapsar por sobre exigirse.

Caen en Depresiones, Estrés o negativismo, solamente porque no han podido respetar sus tiempos a solas. Crecieron con mandatos en los cuales ser buena persona era sinónimo de lucha, esfuerzo y…desgaste. No es así para Jesús. Él mismo se permitió correrse de escena para ser fortalecido.

Si Él lo hizo, ¿qué te impide hacerlo tú también?

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Cuando aprendamos a estar a solas, estaremos listos para estar bien a pesar de otros.