Una historia cuenta que una mujer muy pobre y necesitada, se acercó con muchísima vergüenza hacia la despensa de su ciudad, y pidió al dueño que le vendiera comestibles a cuenta, para poder alimentar a sus hijos.

Prometió pagar la deuda apenas consiguiese dinero, y rogó piedad ante tal situación. El dueño no tuvo compasión y le pidió que por favor se retirase de su tienda, y volviera cuando tuviese dinero para comprar.

Otro cliente que esperaba su turno para ser atendido, escuchó la conversación, e intervino diciéndole a la mujer que comprara lo que necesitaba; ya que él se haría cargo de la deuda. El vendedor le pidió que escribiera en un papel, la lista de necesidades y que él pondría mercadería según el peso de dicha lista.

Para asombro de los tres presentes, al poner la lista en la balanza, el plato bajó hasta el final sin moverse, mientras más y más mercadería se agregaba en el otro plato. La curiosidad por saber lo que ese papel decía, llevó al dueño a leerlo, y grande fue la sorpresa, cuando encontró un texto en forma de oración en el que simplemente decía: Señor, tú sabes lo que necesito

Así es la oración. Dios tiene delante de su trono nuestras necesidades. Él conoce nuestra condición. Confiar con certeza en esa Verdad, te habilita a “Escribir tu lista sin temor”.

Muchas veces sabemos esto, pero no lo experimentamos. Estar en situaciones de necesidad, mueve nuestras certezas y nos coloca en el lugar adecuado, para depender de Su Poder y de su provisión.

Nuestro carácter madura, y aprendemos a conocer aspectos de Dios, que solo de esa manera, llegamos a conocer. Nos sorprende con su amor y cuidado y nos acerca en el vínculo hacia Él con confianza. Pide, confía, entrega y espera porque Él hará.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

A veces creemos estar demasiado ocupados para orar porque aún no entendimos que orar es ganar tiempo.